El Misterio del Amigo Perdido



Había una vez un hombre llamado Antonio, un curioso y amigable señor que tenía por mejor amigo a un objeto muy especial y misterioso: su viejo reloj de bolsillo.

Este reloj, además de marcar las horas, tenía la increíble habilidad de predecir el clima y siempre le daba buenos consejos a Antonio. Juntos vivían aventuras y compartían risas, pues su amistad era tan fuerte como el metal del reloj.

Un día, durante un paseo en el parque, Antonio se dio cuenta de que su amado reloj había desaparecido. - ¡Oh no! ¿Dónde estarás, mi querido amigo? - exclamó con tristeza.

Decidido a encontrarlo, Antonio inició la búsqueda por todo el parque, preguntando a cada persona que encontraba si habían visto su reloj. Tras varias horas de búsqueda infructuosa, Antonio se sentó en un banco, abrumado por la preocupación. Fue entonces que escuchó una vocecita proveniente de su bolsillo. - ¡Aquí estoy, Antonio! - dijo el reloj misterioso.

Al sacarlo, descubrió que el reloj se había escondido para jugar a las escondidas. - ¡No vuelvas a hacerme pasar un susto así, travieso amigo! - le dijo Antonio, entre alivio y regaño.

A partir de ese día, Antonio cuidó aún más a su misterioso amigo, valorando cada segundo que pasaban juntos. Descubrió que la verdadera amistad no se basa en lo que poseemos, sino en el cariño y cuidado que damos a quienes nos acompañan.

Y así, Antonio y su reloj de bolsillo vivieron felices, sabiendo que su amistad era más valiosa que cualquier tesoro del mundo.

FIN.

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