El Misterio del Arcoíris Perdido
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Colores, donde los árboles lucían como prisiones de tonos vibrantes y cada casa era una pintura de felicidad. Sin embargo, un día, el arcoíris que adornaba el cielo se desvaneció. Las nubes se tornaron grises y la tristeza se apoderó de los habitantes. Todos se preguntaban qué había ocurrido. Entre ellos estaban Lila, una niña curiosa, y su amigo Nico, un pequeño búho sabio.
"Lila, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Debemos descubrir qué pasó con el arcoíris", dijo Nico, ajustándose sus pequeñas gafas.
"Tenés razón, Nico. ¡Vamos a buscar pistas!", respondió Lila, con determinación.
Los dos amigos se dirigieron al bosque. Mientras caminaban, encontraron a una mariposa llamada Colorín, que se veía triste.
"¿Qué te pasa, Colorín?", preguntó Lila.
"No puedo volar como antes. Sin el arcoíris, mis alas han perdido su color", contestó la mariposa con un suspiro.
"¡Nosotros te ayudaremos!", proclamó Nico. "Vamos a encontrar el arcoíris y devolverlo a todos".
Colorín se unió a la búsqueda y juntos siguieron un sendero lleno de flores marchitas. Después de un rato, llegaron a un claro donde encontraron a un viejo roble.
"¡Hola! Ustedes parecen preocupados", dijo el roble, meneando sus ramas.
"Nos hemos dado cuenta de que el arcoíris ha desaparecido y queremos devolverle el color a nuestro pueblo", explicó Lila.
"Ah, he oído rumores sobre una nube llorona que se llevó los colores. Está en la cima de la montaña de niebla", señaló el roble.
"¡Vamos allá!", dijo Nico emocionado.
A medida que subían la montaña, el clima se tornaba más frío y la niebla envolvía todo. Pero, a pesar del miedo, Lila y sus amigos se mantenían unidos. Tras una increible aventura, llegaron a la cima y se encontraron con la nube llorona.
"¿Qué te sucede?", preguntó Lila, con amabilidad.
"Me he sentido tan sola, y los colores de la tierra han dejado de alegrarme. Por eso decidí llevarme el arcoíris", sollozó la nube.
"Los colores son para compartir", dijo Colorín, acercándose. "La alegría del arcoíris también puede ayudarte a ti".
La nube miró a sus nuevos amigos con ojos tristes.
"¿De verdad creen que puedo ser feliz otra vez?", preguntó la nube, secándose una lágrima.
"Claro que sí. Puedes unirte a nosotros. Ven a Colores, todos te darán la bienvenida", respondió Nico.
La nube pensó por un momento y luego sonrió.
"Perdón por haber llevado el arcoíris. Vamos a devolverlo juntos", dijo, y comenzó a arrojar los colores al cielo.
De repente, el arcoíris brilló de nuevo. Lila, Nico y Colorín saltaron de alegría.
"¡Lo logramos!", gritaron juntos.
Con el arcoíris restaurado, los habitantes de Colores salieron a celebrar. La nube llorona se convirtió en la nube más feliz y se unió a ellos con cada vez más colores.
Desde ese día, el cielo siempre estaba lleno de arcoíris y la nube llorona jamás se sintió sola otra vez. Lila y Nico aprendieron que los colores y la alegría son aún más especiales cuando se comparten, y Colorín volvió a brillar con su hermosos colores.
Y así, todos en Colores vivieron felices, recordando que a veces un gesto amable puede devolver la alegría a quien más lo necesita.
FIN.