El misterio del balón perdido
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, un grupo de amigos que estaban emocionados por volver a la escuela después de las largas vacaciones de verano.
Entre ellos se encontraba Martina, una niña curiosa y muy estudiosa que siempre estaba lista para aprender cosas nuevas. El primer día de clases, Martina y sus amigos se reunieron frente al portón de la escuela con sus mochilas llenas de útiles escolares brillantes y relucientes.
La maestra los recibió con una gran sonrisa y les dijo: "¡Bienvenidos chicos! Este año vamos a vivir muchas aventuras juntos". - ¡Qué emoción volver a vernos todos juntos! - exclamó Pedro, el amigo más travieso del grupo.
- Sí, va a ser genial compartir clases y recreos otra vez - dijo Valentina, la amiga más creativa de todos. La jornada escolar comenzó con entusiasmo. Los niños prestaron atención en clase, participaron activamente y se divirtieron aprendiendo nuevas materias.
Pero algo inesperado sucedió durante el segundo recreo: el balón con el que solían jugar desapareció misteriosamente. - ¿Dónde habrá ido a parar nuestro balón? - preguntó Martina preocupada. Los amigos buscaron por todos lados pero no lograron encontrarlo.
Fue entonces cuando recordaron que en el patio trasero de la escuela había un árbol muy grande y frondoso donde solían esconderse cosas perdidas.
Decidieron ir juntos hacia allí y, para su sorpresa, descubrieron que el balón estaba atrapado entre las ramas altas del árbol. Sin pensarlo dos veces, Martina trepó valientemente hasta lo más alto y logró rescatar el balón sin problemas. - ¡Lo logramos gracias a tu valentía, Martina! - exclamaron sus amigos emocionados.
Esa tarde, al regresar a casa luego de clases, Martina reflexionó sobre lo ocurrido. Se dio cuenta de que trabajar en equipo y apoyarse mutuamente era fundamental para superar cualquier obstáculo que se presentara en el camino.
Al día siguiente en la escuela, durante la hora del recreo, los niños formaron un círculo alrededor del árbol donde habían recuperado su balón perdido. Tomados de las manos prometieron seguir siendo compañeros leales y solidarios durante todo el año escolar.
Y así fue como Martina y sus amigos aprendieron una importante lección: que juntos podían enfrentar cualquier desafío que se les presentara en su regreso a la escuela.
Con alegría en sus corazones y amistades fortalecidas, continuaron disfrutando cada día de aprendizaje en Villa Esperanza.
FIN.