El misterio del barco dorado


Había una vez un niño llamado Franco, que vivía en una pequeña ciudad junto a su hermana Alma.

Franco y Alma iban juntos al colegio todos los días, caminando por la calle mientras llevaban sus mochilas llenas de libros y útiles escolares. Un día, mientras caminaban hacia el colegio, vieron un barco de papel flotando en un charco. Franco se acercó rápidamente y lo rescató antes de que se hundiera.

"¡Mira Alma! ¡Encontré un barco!", exclamó emocionado. Alma sonrió y le dijo: "Podemos hacer más barcos con estas hojas de papel en nuestra cartuchera". Así que juntos hicieron muchos barcos de papel y los lanzaron al agua.

De repente, vieron algo brillante entre las ramas de una planta cercana. Era una llave dorada que estaba sobre una mesa abandonada. Franco la recogió y decidió guardarla en su bolsa para averiguar qué podía abrir más tarde.

Mientras continuaban su camino hacia el colegio, encontraron un libro tirado en el suelo. Lo recogieron y descubrieron que era uno muy interesante sobre aventuras marinas. Se sentaron bajo un árbol para leerlo antes de guardarlo en sus mochilas.

Cuando llegaron al colegio, notaron que había mucha emoción en el aire. Había carteles colgados por todas partes anunciando una competencia de globos aerostáticos organizada por la escuela. Los niños debían crear sus propios globos usando materiales reciclados.

Franco tuvo una gran idea: usar las botellas vacías que había encontrado en el camino para hacer su globo. Alma decidió usar una caja de cartón y una botella plástica para crear otro.

Trabajaron juntos durante todo el día, pegando papeles de colores a las botellas y la caja. Cuando terminaron, sus globos se veían hermosos y coloridos. Los llevaron a la ventana del salón para que todos los demás niños pudieran verlos.

Mientras esperaban el momento de volar sus globos, Franco notó un afiche con un muñeco de papel recortable en la pared. Rápidamente lo tomó y comenzó a jugar con él mientras esperaba junto a Alma. De repente, Benjamin, un niño nuevo en el colegio, se acercó timidamente hacia ellos.

Miraba con tristeza cómo todos los demás niños jugaban felices mientras él estaba solo. Franco se dio cuenta de esto y le ofreció al niño jugar con su muñeco recortable. "¡Hola! Soy Franco", dijo amigablemente.

Benjamin sonrió tímidamente y respondió: "Soy Benjamin". Los tres niños comenzaron a jugar juntos y se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común. Compartieron risas y historias hasta que llegó el momento de volar los globos aerostáticos.

Uno por uno, los globos fueron lanzados al aire mientras todos miraban maravillados cómo subían hacia el sol brillante del mediodía. Fue un espectáculo hermoso ver cómo flotaban por encima del colegio.

Cuando llegó su turno, Franco soltó su globo hecho con botellas vacías y Alma lanzó su globo hecho con una caja. Ambos globos volaron alto en el cielo, llevando consigo los sueños y la amistad de los tres niños.

Desde ese día, Franco, Alma y Benjamin se convirtieron en grandes amigos. Juntos exploraron nuevos lugares, resolvieron misterios y aprendieron muchas cosas emocionantes en su camino hacia la aventura.

Y así, con una llave dorada que abría puertas a nuevas oportunidades y un globo aerostático que les recordaba siempre a soñar en grande, Franco, Alma y Benjamin vivieron felices para siempre. .

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