El Misterio del Bosque Brillante
Era un día soleado en el pequeño pueblo de San Martín del Río. Un grupo de amigos inseparables: Lucas, Sofía y Tomás, decidieron aventurarse en el misterioso Bosque Brillante. Todos los niños del pueblo hablaban de él, pero nadie se había atrevido a explorar sus profundidades.
- ¿Te imaginas lo que encontraremos ahí? - preguntó Sofía, con los ojos brillantes de emoción.
- ¡Tal vez haya un tesoro escondido! - respondió Tomás, haciendo gestos con las manos como si estuviera mostrando un mapa del tesoro.
- O, quizás, criaturas mágicas - añadió Lucas, sonriendo.
Con una mochila llena de provisiones y un mapa antiguo que encontraron en la biblioteca del pueblo, los tres amigos partieron en busca de aventuras. Al llegar al claro del bosque, se quedaron asombrados por la belleza del lugar. Los árboles brillaban con un destello dorado y un suave murmullo de hojas acompañaba el canto de los pájaros.
- Este lugar es increíble - exclamó Sofía.
- ¡Vamos a seguir explorando! - dijo Lucas, mientras comenzaban a adentrarse entre los árboles.
Después de un rato caminando, encontraron un sendero cubierto de flores que llevaban a una cueva oscura. Al entrar, las paredes de la cueva estaban adornadas con pinturas antiguas.
- Miren, ¡historia antigua! - susurró Tomás, observando cada dibujo.
- Tal vez estas pinturas cuenten la historia de alguien que también buscó tesoros en este bosque - insinuó Sofía, mientras tocaba una imagen de un dragón.
De repente, un ruido retumbante hizo eco en la cueva. Los amigos se miraron con miedo, pero también con curiosidad.
- No podemos quedarnos aquí, hay algo extraño - dijo Lucas, con voz temblorosa.
- ¡Esperen! Quiero ver qué fue - insistió Sofía, acercándose a la salida de la cueva.
Al salir, se encontraron con un enorme dragón dorado que custodiaba un cofre brillante. El dragón los miraba con curiosidad, pero no parecía amenazador.
- ¿Quiénes son ustedes, pequeños aventureros? - preguntó el dragón con una voz profunda pero amable.
Sofía, asustada, tomó la mano de Lucas.
- Somos amigos y venimos a explorar el bosque. No queríamos molestarlo.
El dragón rió suavemente, y sus escamas brillaron en el sol.
- No me molestan, pero muchos han venido aquí solo en busca de riquezas. No valoran lo que realmente importa. ¿Creen que el tesoro está en ese cofre? -
Tomás miró al dragón, intrigado.
- ¿Qué hay dentro? ¿Es oro? -
El dragón sacudió la cabeza.
- Dentro no hay oro ni joyas, sino algo más valioso: sabiduría. Cada uno debe verse dentro del cofre para descubrir su verdadero tesoro.
Lucas, Sofía y Tomás intercambiaron miradas de asombro y expectativa. Este giro de la aventura había cambiado todo lo que pensaban sobre encontrar un tesoro. Pero antes de que pudieran preguntar, el dragón les explicó:
- Para acceder a lo que hay dentro, deberán resolver un acertijo. ¿Están listos?
Los amigos asintieron, su curiosidad superando el temor.
- Muy bien. Aquí va: "Soy ligero como una pluma, pero no puedo ser sostenido. ¿Qué soy?"
Los tres se miraron, cada uno tratando de pensar en la respuesta. Pasaron unos segundos llenos de silencios y murmullos.
- ¡Ya sé! - exclamó Sofía, levantando la mano. - ¡Es el aliento!
- ¡Correcto! - dijo el dragón emocionado.
El cofre se abrió lentamente, emitiendo una luz cálida que inundó el lugar. Pero antes de que pudieran ver el contenido, una sombra pasó rápidamente por encima de ellos. Un grupo de seres oscuros, con sus ojos brillantes, apareció al pie de la cueva.
- Rápido, escondámonos - susurró Lucas, justo cuando el dragón alzó alas para enfrentarse a los intrusos.
- ¡No dejen que se lleven el tesoro! - gritó Tomás, mientras se cubrían tras una roca.
Los amigos observaban cómo el dragón luchaba valientemente, defendiendo el cofre mágico. Pero, de repente, los seres oscuros comenzaron a rodearlo. Todo se volvió caótico.
- No podemos quedarnos aquí sin hacer nada - propuso Sofía, hecha de valor. - ¡Debemos ayudar!
Lucas y Tomás asintieron, unidos por la determinación. Pero cómo podrían hacerlo...
Y así, mientras el dragón luchaba contra los seres oscuros, el destino del tesoro y del bosque brillaba en sus manos, esperando un héroe que pudiera descubrir el verdadero significado de la valentía y la amistad.
FIN.