El misterio del bosque de noviembre
Era una tarde de noviembre en el tranquilo pueblo de Valverde, rodeado de los hermosos campos de Castilla y León. Todo el pueblo se preparaba para el invierno, pero un grupo de amigos tenía otra cosa en mente: ¡desvelar el misterio del bosque!
Los protagonistas de nuestra historia son Lía, una curiosa niña con ojos brillantes, su hermano pequeño, Tomi, que siempre está lleno de energía, y su mejor amigo, Martín, un niño valiente que no teme aventurarse. Todos ellos vivían al borde del bosque que, según los ancianos del pueblo, estaba lleno de secretos y maravillas.
Un día, mientras jugaban en el jardín, Lía dijo:
"¿Se han dado cuenta de que el bosque siempre tiene un aroma extraño en esta época del año? ¡Debe haber algo especial allí!"
"Sí, lo he notado también!" exclamó Tomi, saltando de emoción. "¡Vamos a investigar!"
"Pero tengamos cuidado", advirtió Martín, con su ceño fruncido. "Siempre hay que estar atentos a lo que nos rodea."
Así que armados con una mochila llena de galletas y una linterna, los tres amigos se aventuraron hacia el bosque al caer la tarde. El sol se ocultaba lentamente y con cada paso, el ambiente se volvía más mágico. Los árboles parecían susurrarles secretos y una suave brisa acariciaba sus rostros.
De repente, encontraron un claro iluminado por luces titilantes. Lía, emocionada, dijo:
"¡Miren! ¿Qué son esas luces?"
"No lo sé, pero se ven hermosas!" respondió Tomi, señalando hacia las luces que danzaban en el aire. A medida que se acercaban, se dieron cuenta de que eran luciérnagas, creando un espectáculo deslumbrante.
"¡Esto es increíble!" gritó Martín, saltando de alegría. Pero mientras estaban absortos en las luces, escucharon un ruido detrás de unos arbustos.
"¿Qué fue eso?" preguntó Lía, agarrando a sus amigos de la mano.
"¡Vamos a ver!" se animó Tomi, empujando a los otros hacia el arbusto. Con un poco de temor, se acercaron lentamente y, ¡sorpresa! Allí, un pequeño conejo salió corriendo, asustado. En su patita, llevaba un pequeño trozo de tela muy colorido.
"Parece que se le cayó algo... ¡vamos a seguirlo!" dijo Martín, observando que el conejo se internaba en el bosque. Los amigos decidieron seguir al conejo, que parecía conocer un camino especial. Pero cada vez que creían alcanzarlo, él saltaba un poco más lejos.
Después de un rato de perseguirlo, llegaron a un lugar donde había un pequeño arroyo que brillaba con la luz de la luna. Allí, el conejo finalmente se detuvo y miró hacia los niños con curiosidad.
"¿Por qué me siguen?" preguntó el conejo, asombrado de ver a tres humanos mirando con ojos grandes.
"Estamos buscando el misterio del bosque," respondió Lía. "¿Tú lo conoces?"
"¡Claro!" exclamó el conejo. "Este bosque está lleno de aventuras, pero también de magia. En esta época del año, todo se prepara para el invierno, y en el arroyo, los espejos del agua reflejan todos los colores de las hojas. ¡Miren!"
Los niños se acercaron al arroyo y vieron cómo las hojas de colores caían sobre el agua creando una hermosa paleta.
"¡Es precioso!" gritó Tomi.
"Gracias por mostrarnos esto," dijo Martín, sonriendo. "¿Cómo te llamas?"
"Soy Nube, y siempre estoy aquí para cuidar de este bosque.¡Vengan, tengo muchas más cosas para mostrarles!" dijo el conejo.
Así que, guiados por Nube, los tres amigos se adentraron aún más en el bosque, descubriendo diferentes rincones mágicos: un árbol gigante que cantaba cuando el viento pasaba entre sus hojas, un campo de flores que se iluminaban en la oscuridad, y un grupo de pájaros que danzaban en el aire formando formas divertidas.
Finalmente, el sol se ocultó completamente y la luna se alzó en el cielo. Nube miró a los niños y les dijo:
"Es tiempo de regresar a casa. Pero recuerden, todo este misterio siempre estará aquí, sólo deben venir a explorar y mirar con atención."
Los amigos se despidieron del conejo, prometiendo volver pronto para seguir descubriendo los secretos del bosque. Al llegar a casa, Lía exclamó:
"¡Qué aventura más emocionante! Podemos compartirlo con todos en la escuela. ¡El bosque tiene magia!"
Y así, Lía, Tomi y Martín se llenaron de historias y aprendizajes, listos para compartir y hacer de su pueblo un lugar aún más especial al contar las maravillas del bosque de noviembre.
FIN.