El misterio del bosque encantado
En un pequeño pueblo llamado Luzville, había un bosque que todos los niños consideraban misterioso. Las leyendas decían que estaba encantado y que, al caer la noche, se escuchaban ruidos extraños. Sin embargo, tres amigos: Sofía, Mateo y Lucas, decidieron que era hora de descubrir la verdad sobre aquel lugar.
"¿Están listos?" - preguntó Sofía, sosteniendo una linterna en su mano.
"¡Listísimo!" - respondió Mateo, lleno de emoción.
"Lo que pasa es que tengo un poco de miedo..." - admitió Lucas, mirando los árboles con desconfianza.
Los tres amigos se adentraron en el bosque una tarde, bajo la luz del sol. Con cada paso que daban, el aire se sentía más fresco y el camino más oscuro. Mientras exploraban, empezaron a escuchar ruidos.
"¿Escucharon eso?" - dijo Lucas,
"Es solo un pájaro, no te preocupes" - afirmó Mateo, aunque él también estaba un poco inquieto.
Después de un rato, llegaron a un claro iluminado por la luna. Allí, encontraron un árbol gigante con luces brillantes alrededor de sus ramas.
"¡Miren esto!" - exclamó Sofía, corriendo hacia el árbol.
Al acercarse, se dieron cuenta de que las luces eran en realidad luciérnagas. El lugar era mágico. Mientras estaban allí, un sonido fuerte los hizo girar.
"¿Qué fue eso?" - gritaron al unísono.
"¡Es una sombra!" - chilló Mateo, apuntando a una figura oscura que se movía entre los árboles.
Pero a medida que se acercaba, se dieron cuenta de que era un animal: un pequeño ciervo que parecía asustado.
"Pobrecito, debe estar perdido" - dijo Sofía, bajando la voz.
"¿Qué hacemos?" - preguntó Lucas, quien aún temía.
Decidieron seguir al ciervo. Mientras lo hacían, se dieron cuenta de que la sombra oscura no era más que un grupo de animales que se estaban congregando. Había zorros, conejos y hasta un raposo. Todos se veían preocupados.
"¿Qué está pasando aquí?" - se preguntó Mateo,
"Parece que algo los asusta. Debemos ayudarles" - propuso Sofía con determinación.
Los amigos decidieron actuar. Se acercaron al grupo de animales y, con mucha calma, trataron de tranquilizarlos.
"No se preocupen, estamos aquí para ayudar" - les decía Lucas, quien empezaba a perder el miedo.
Después de un rato de observar, se dieron cuenta de que el ruido que asustaba a los animales provenía de un grupo de personas que estaban talando árboles al fondo del bosque.
"Esto no puede seguir así" - dijo Mateo.
"Debemos hacer algo antes de que el bosque se vuelva un lugar sin hogar para estos animales" - agregó Sofía, con determinación.
Los amigos se pusieron de acuerdo y decidieron hablar con las personas que talaban los árboles. Con valentía, se acercaron al grupo de trabajadores y les explicaron que estaban asustando a los animales y destruyendo su hogar.
"Por favor, necesitamos este bosque. Es su hogar y el nuestro también" - dijo Sofía, mientras los demás asintieron.
Los trabajadores, al escuchar el argumento de los niños y su preocupación, decidieron hacer una pausa. Agradecieron a los niños por su valentía y prometieron que solo tala un área pequeña y usarían el resto de la madera de manera responsable.
"Ustedes son unos verdaderos héroes" - dijo uno de los trabajadores.
"Gracias por cuidar de nuestro bosque" - agregó otro, murmurando.
Contentos de haber logrado proteger el hogar de los animales, los tres amigos regresaron a casa. El bosque encantado dejó de ser un lugar de miedo para convertirse en un lugar especial que debían cuidar.
Desde aquel día, Sofía, Mateo y Lucas se convirtieron en los guardianes del bosque, organizando limpiezas y ayudando a los animales. Todo lo que comenzó como un simple deseo de aventurarse en lo desconocido, se volvió una gran misión y una amistad aún más fuerte.
Y así, el misterio del bosque encantado se transformó en un hermoso legado para Luzville. Y cada vez que alguien decía que el bosque era un lugar aterrador, los tres amigos sonreían, sabiendo que la valentía y la amistad podían hacer del mundo un lugar mejor.
FIN.