El misterio del bosque encantado
Era un día soleado cuando un grupo de amigos decidió aventurarse en el bosque cercano a su barrio, conocido como el bosque encantado. Eliud, Eliza, Victoria, Michel, Roy, Nahomi, Mariana, Yareli, Ismael, Maximiliano, Rey, Uriel, César, Eidan, Mael, Juan, Yameli, Sheila, Evelin, Josabeth, Mateo, Leones, y Jordan se juntaron en la casa de Eliud para planear su aventura.
"Chicos, ¡hoy vamos a descubrir qué hay adentro del bosque encantado!" - exclamó Eliud, emocionado.
"Pero, ¿y si nos perdemos?" - preguntó Eliza, un poco nerviosa.
"No te preocupes. Llevaré un mapa y una brújula," - respondió Michel, mientras mostraba su equipo.
Así, después de preparar sus mochilas con snacks y agua, el grupo se adentró en el bosque. Los árboles eran altos y frondosos, y los rayos de sol se filtraban a través de las hojas, creando un ambiente mágico.
Al poco tiempo, comenzaron a escuchar murmullos extraños.
"¿Escuchan eso?" - dijo Yareli, asustada.
Los amigos se miraron entre sí con inquietud.
"Es solo el viento, seguro," - intentó calmar Uriel.
Pero a medida que se adentraban, los murmullos se hacían más fuertes. De repente, un ruido sordo resonó entre los árboles.
"¡Ay, qué fue eso!" - gritó Victoria, aferrándose del brazo de Roy.
"Vamos a investigar," - sugirió Ismael, mostrando un poco de valentía.
Así, decidieron seguir el sonido. Al llegar a un claro, vieron algo sorprendente: un viejo árbol con una puerta tallada.
"¿Qué creen que habrá adentro?" - preguntó Mariana, curiosa.
"¡Tal vez un tesoro escondido!" - respondió Max, con su entusiasmo habitual.
Después de debatir un poco, decidieron abrir la puerta. En el interior, encontraron un túnel que parecía bajar hacia la tierra.
"Esto se pone interesante," - dijo Eidan, con un brillo en los ojos.
Con un poco de vacilación, comenzaron a bajar. Una vez en el túnel, se sintieron en un mundo completamente diferente. Las paredes brillaban con extrañas luces de colores y había figuras misteriosas en todas partes.
De repente, una sombra se movió rápidamente frente a ellos.
"¡Corran!" - gritó Juan, y todos comenzaron a correr, sin saber qué o quién los perseguía.
Mientras corrían, llegaron a un salón en el que había un enorme mural de criaturas fantásticas.
"Miren, ¡esas son las criaturas del bosque encantado!" - exclamó Yameli, maravillada.
Pero, para su sorpresa, las criaturas del mural cobraron vida y comenzaron a rodearlos.
"¿Por qué han venido aquí?" - dijo una de las criaturas, con una voz profunda y grave.
"Estamos buscando una aventura," - respondió César, entrecerrando los ojos.
"¿Una aventura? Aquí se necesita valentía y respeto," - dijo la criatura. "Todos han perdido el respeto por el bosque y por eso el mismo se ha vuelto un lugar peligroso."
Los chicos se miraron confundidos, y entonces Nahomi preguntó:
"¿Qué podemos hacer para ayudar?"
"Deben recuperar la armonía en el bosque. Solo así podrán salir de aquí y hacer que el lugar recupere su magia."
Los amigos se unieron, decidiendo ayudar. Comenzaron a recoger basura del túnel y también a contar historias sobre la belleza del bosque y lo que significaba para ellos.
Después de un rato, el ambiente comenzó a cambiar. Las luces se hicieron más brillantes y el aire se llenó de risas.
"¡Lo logramos!" - gritó Evelin, emocionada.
La criatura que estaba al mando se acercó y les sonrió.
"Gracias, ahora el bosque puede volver a ser como antes. Han demostrado coraje y respeto."
Y así, poco después, el grupo fue guiado de regreso a la entrada del túnel, donde el viejo árbol les esperaba. Al salir, los rayos de sol los envuelven nuevamente, y el bosque parecía más brillante y vivo.
"¡Qué aventura!" - exclamó Mael, aún sorprendido.
"Sí, ¿y qué lección aprendimos?" - preguntó Michel.
"Que el respeto por la naturaleza es fundamental," - respondió Rey, pensativo.
Contentos, los amigos regresaron a sus hogares. Desde aquel día, se comprometieron a cuidar del bosque encantado, convirtiéndose en los guardians de su magia.
Y así, el bosque se llenó una vez más de risas, vida y misterios, gracias a un grupo valiente de niños y su deseo de proteger lo que amaban.
FIN.