El Misterio del Bosque Encantado



En un pequeño pueblito rodeado de un espeso bosque, vivía una bruja llamada Sabrina. A diferencia de las brujas que cuentan las historias, Sabrina no era malvada ni tenía una escoba voladora; le encantaba ayudar a los animales y a los habitantes del pueblo. Un día, se dio cuenta de que algo extraño estaba sucediendo en el bosque: las flores habían dejado de florecer y los animales parecían tristes.

"¿Qué estará pasando?", se preguntó Sabrina mientras miraba a su alrededor.

Un día, mientras recogía hierbas, oyó un susurro. Era un hada llamada Lumina, cuya luz brillaba como un diamante. Lumina parecía preocupada.

"Sabrina, necesitamos tu ayuda. Hay una sombra que ha cubierto el bosque y ha robado la alegría de todos los seres vivos", dijo Lumina.

"¿Qué sombra?", preguntó la bruja, intrigada.

"Es una sombra que vino con el viento del norte. Se llevó la risa de los animales y el color de las flores. ¡Si no la detendremos, el bosque se marchitará!", explicó el hada.

Sabrina sabía que debía actuar rápido. Decidida, armó su bolso con encantamientos y un mapa que le mostró Lumina.

"Vamos a buscar al origen de la sombra", dijo Sabrina con determinación.

Ambas se adentraron en el bosque. Pasaron por árboles gigantes, ríos encantados y flores que, aunque tristes, intentaban brillar. Mientras avanzaban, encontraron a una cierva llamada Lila que lloraba.

"¿Por qué lloras, Lila?", preguntó Sabrina.

"No puedo jugar con mis amigos porque la sombra nos da miedo", respondió la cierva.

"No te preocupes, vamos a encontrar a esa sombra y traer la alegría de vuelta", dijo Lumina.

Continuaron su camino hasta que llegaron a una cueva oscura. Al acercarse, escucharon un eco que resonaba.

"¡Vete! No quiero verte!", gritó una voz temblorosa desde adentro.

"¿Quién está ahí?", preguntó Sabrina, preocupada.

"Soy la Sombra. No quería causar problemas, pero me siento sola", dijo la sombra con un susurro.

Sabrina y Lumina se miraron curiosas. La sombra era sólo un ser triste que había perdido su brillo.

"¿Por qué no te unes a nosotros?", sugirió Sabrina.

"¿Unirme? Pero nadie quiere estar conmigo", respondió la sombra apenada.

"Nosotros sí queremos. El bosque está triste sin ti, pero podemos encontrar una forma de que brilles nuevamente", dijo Lumina con entusiasmo.

La sombra se sorprendió por la amabilidad de las dos. Juntas, idearon un encantamiento que ayudaría a la sombra a recuperar su luz. Con ayuda de Sabrina, la sombra aprendió a reír y a ver el mundo desde otra perspectiva.

Por fin, cuando la sombra se unió a ellas bajo la luz del sol, algo mágico sucedió. Páginas de colores comenzaron a formar patrones en el aire, y el brillo del bosque regresó. Las flores florecieron y los animales comenzaron a danzar.

"¡Lo logramos!", gritaron Sabrina y Lumina, llenas de alegría.

"Gracias por ayudarme a encontrar mi luz", dijo la sombra emocionada.

Desde ese día, el bosque se convirtió en un lugar aún más mágico, donde la sombra aprendió a ser parte del grupo y a brindar felicidad a todos a su alrededor.

"Nunca se debe juzgar a alguien por su apariencia; a veces, una sombra sólo busca compañía", reflexionó Sabrina.

Y así, en el bosque encantado, todos vivieron felices, recordando que incluso en la oscuridad, siempre hay espacio para la luz.

"Siempre que hay amistad, el mundo es un lugar mejor", concluyó Lumina, y todos asintieron con sonrisas radiantes.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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