El misterio del bosque encantado



Había una vez en un hermoso bosque, donde vivían el Sol, las nubes, el río y la planta Margarita. Todos ellos eran amigos y disfrutaban de pasar tiempo juntos cada día.

Un día, el ciclo del agua se detuvo misteriosamente. El Sol no podía evaporar el agua de los ríos y lagos para formar nubes, y la lluvia ya no caía sobre la tierra.

La planta Margarita comenzó a marchitarse sin recibir agua, mientras que los animales del bosque sufrían por la falta de humedad en el ambiente. - ¡Oh no! ¿Qué está pasando? - exclamó preocupado el río al ver sus aguas estancadas y sin movimiento.

- Parece que algo ha interrumpido nuestro ciclo natural - dijo el Sol con tristeza, sin entender qué estaba sucediendo. Las nubes también estaban desconcertadas al no poder viajar por el cielo ni descargar su preciosa agua sobre la tierra.

Decidieron convocar a una reunión urgente para buscar una solución entre todos. - Debemos encontrar qué está impidiendo que nuestro ciclo del agua siga su curso normal - propuso una nube sabia que había visto muchas cosas en sus viajes por el cielo.

Los amigos decidieron emprender un viaje juntos para investigar lo que estaba ocurriendo. Durante su recorrido, se encontraron con un duende travieso llamado Tronquín, quien les confesó haber lanzado un hechizo para detener el ciclo del agua como parte de una broma malévola.

- ¡Tronquín! ¿Cómo pudiste hacer algo así? Nuestro bosque está sufriendo mucho por tu travesura - le reprochó la planta Margarita con voz temblorosa. El duende se dio cuenta del daño causado y prometió ayudar a revertirlo.

Con la ayuda de todos los amigos y uniendo sus fuerzas, lograron romper el hechizo de Tronquín y devolverle al ciclo del agua su flujo natural.

Pronto las nubes volvieron a moverse por el cielo, las gotas de lluvia refrescaron la tierra sedienta y la planta Margarita recuperó su vitalidad gracias al agua que recibió. El río volvió a fluir felizmente mientras cantaba una melodía de agradecimiento al Sol por evaporar sus aguas hacia las alturas.

- ¡Gracias amigos por ayudarme a comprender lo importante que es mantener nuestro ciclo del agua en equilibrio! Prometo no volver a jugar malas bromas nunca más - dijo Tronquín arrepentido.

Desde aquel día, todos los habitantes del bosque valoraron aún más la importancia del ciclo del agua y cuidaron juntos de mantenerlo siempre activo. Y así, bajo la luz cálida del Sol y entre risas de las nubes juguetonas, continuaron disfrutando de días felices en armonía con la naturaleza.

FIN.

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