El Misterio del Bosque Escondido
Un día soleado en el Colegio Arco Iris, un grupo de amigos estaban alistándose para el día de aventuras del Club de Exploradores. Entre ellos estaban Sofía, una niña curiosa con una gran imaginación; Luis, un inventor que siempre llevaba un montón de herramientas; y Paula, una amante de los animales que jamás se separaba de su perro, Rocco.
"¡Hoy vamos a buscar algo misterioso!", dijo Sofía emocionada.
"¿Algo sorprendente?", preguntó Luis mientras ajustaba sus anteojos.
"Sí, en el bosque detrás de la escuela hay rumores de que hay un árbol especial. ¡Dicen que tiene un portal mágico!", afirmó Paula.
Los tres amigos se miraron intrigados. Decidieron aventurarse al bosque durante el recreo. Nadie sabía que había un misterio oculto entre los árboles.
Cuando llegaron al borde del bosque, vieron un viejo roble cuyas ramas se retorcían como si estuvieran tratando de contarles un secreto.
"Mirad ese árbol, parece diferente", susurró Sofía.
"Quizás deberíamos acercarnos", sugirió Paula, acariciando a Rocco.
"Sí, pero hay que tener cuidado. ¡No sabemos qué puede haber ahí!", advirtió Luis, aunque sus ojos brillaban de emoción.
Al acercarse, el tronco del árbol se abrió lentamente, revelando un resplandor que iluminaba el bosque.
"¡Es un portal!", gritó Sofía con alegría.
"¿Entramos?", preguntó Paula con dudas.
"¡No hay tiempo que perder!", exclamó Luis, y sin pensarlo dos veces, los tres amigos cruzaron el umbral.
De repente, se encontraron en un mundo de colores vibrantes donde los árboles tenían hojas de caramelo y ríos de limonada. ¡Era un lugar mágico!"¡Miren eso!", dijo Paula señalando a unos pequeños seres con alas que danzaban por el aire.
"¡Son los Gnomos de la Alegría!", gritó Sofía.
Los gnomos se acercaron, lanzando chispas de luz.
"¡Bienvenidos! ¿Qué los trae a nuestro reino?", preguntó uno de ellos, con una voz suave y melodiosa.
"Buscamos el árbol especial que tiene un portal. Nos dijeron que tenía algo mágico", explicó Luis.
Los gnomos intercambiaron miradas.
"Ah, sí, pero hay un desafío que deben superar", dijo el gnome mayor.
"¡Un desafío!", exclamó Sofía.
"¡Nos encantan los desafíos!", agregó Paula entusiasmada.
El gnome explicó que tenían que resolver tres acertijos para poder retornar a casa.
"El primer acertijo: soy más rápido que volar, pero estoy en el suelo. ¿Qué soy?", preguntó el gnome.
"¡La luz!", respondió Luis rápidamente.
Los gnomos aplaudieron y les dieron una llave de cristal. El segundo acertijo fue más complicado.
"¿Qué puede romperse, pero nunca se puede tocar?"
"¡La promesa!", contestó Sofía.
La respuesta fue correcta, y les dieron otra llave. Finalmente, llegó el último acertijo.
"A veces no la veo, a veces la siento, a veces me asusta, pero siempre está ahí. ¿Qué es?"
"¡La es...!", comenzó a decir Paula, pero Rocco empezó a ladrar y su voz se interrumpió.
"¡Es el miedo!", gritó Luis, y todos celebraron su triunfo.
Los gnomos sonrieron, y al final de sus pruebas, les dieron una tercera llave dorada.
"Han demostrado valentía y amistad. El portal que los trajo aquí es mágico porque une corazones valientes", dijo el gnome.
"Ahora pueden regresar a su mundo, pero recuerden siempre lo que aprendieron aquí", añadieron.
Los amigos sintieron un gran brillo en su pecho.
Con una sonrisa de satisfacción, cruzaron de regreso al portal, y tras un destello, se encontraron de vuelta en el bosque detrás de la escuela.
"¡Hicimos algo increíble!", dijo Paula, sonriente y con Rocco en brazos.
"Sí, y aprendimos que juntos somos más fuertes", concluyó Luis.
Esa tarde, compartieron su aventura con el resto de sus compañeros, inspirándolos a ser valientes y a buscar la magia en cada rincón, incluso en su colegio. Desde entonces, el Club de Exploradores se volvió legendario, y todos los niños del Colegio Arco Iris soñaron con sus propias aventuras.
Y así, el misterio del bosque escondido se convirtió en una leyenda que los unió a todos, recordándoles siempre que la amistad y la valentía pueden llevarlos a mundos mágicos.
FIN.