El misterio del bosque nocturno
Había una vez dos amigas, Nahiara y Maite, que decidieron adentrarse en el bosque para explorar. Se internaron tan profundo que, al caer la noche, no lograron encontrar el camino de regreso a casa.
Las chicas caminaron confundidas, tratando de recordar por dónde habían venido. El gris oscuro del bosque les producía un poco de miedo, pero sabían que debían mantener la calma.
- ¿Qué hacemos, Nahiara? No veo nada, ¡estamos perdidas! - exclamó Maite, con angustia en su voz.
- Tranquila Maite, debemos pensar con claridad. Vamos a buscar un lugar seguro para pasar la noche y mañana encontraremos el camino de vuelta - respondió Nahiara, intentando tranquilizar a su amiga.
Después de un rato, encontraron una pequeña cueva donde decidieron pasar la noche. Encendieron una fogata con ramas secas que habían recogido y se sentaron a su alrededor para calentarse.
- Bueno, no es la noche que esperábamos, pero al menos estamos juntas - dijo Nahiara, tratando de mantener el ánimo.
- Sí, tienes razón. Aunque sea un poco emocionante, ¿no crees? - respondió Maite con una sonrisa valiente.
Durante la noche, escucharon ruidos extraños, pero se recordaron mutuamente que debían mantener la calma. Al amanecer, decidieron emprender la marcha para encontrar el camino de regreso.
Después de un largo caminar, avistaron un arroyo que reconocieron de su camino inicial. Con alivio, siguieron el curso del agua hasta llegar a un lugar conocido. Al fin, habían encontrado el camino de regreso a casa.
- ¡Lo logramos! Estamos a salvo y juntas lo logramos - exclamó Nahiara, abrazando a Maite.
- Sí, y aprendimos que la calma y el trabajo en equipo nos ayudaron a superar este desafío. Nunca pensé que pasar la noche en un bosque sería tan emocionante y aterrador a la vez - dijo Maite con una sonrisa.
Desde entonces, Nahiara y Maite aprendieron a valorar su amistad y a recordar que, incluso en las situaciones más difíciles, el trabajo en equipo y la calma pueden ayudarnos a superar cualquier desafío.
FIN.