El misterio del bosque unido


Había una vez en un pequeño pueblo en medio del bosque, donde vivían el Juez, el Jurado, la Bruja, el Lobo Feroz y el Cazador.

A pesar de sus diferencias y reputaciones, todos convivían pacíficamente y se ayudaban mutuamente en caso de necesidad. Un día, un problema surgió en el pueblo: alguien estaba robando las verduras del huerto de la abuela Margarita.

Todos estaban preocupados por esta situación, ya que la abuela Margarita era muy querida por todos en el pueblo. El Juez decidió convocar a un juicio para encontrar al culpable. El Jurado escuchaba atentamente todas las pruebas presentadas por la abuela Margarita y los testigos.

La Bruja ofreció hacer una poción mágica para revelar al ladrón. El Lobo Feroz aseguró que él podría olfatear al culpable. Y el Cazador prometió atraparlo si se trataba de un animal. "¡Silencio! ¡Silencio!", gritó el Juez desde su estrado.

"Debemos resolver este misterio lo antes posible. "La Bruja preparó su poción mágica mientras que el Lobo Feroz olfateaba a su alrededor con atención. De repente, señaló hacia un arbusto cercano. "¡Allí está! ¡Es ese travieso conejito!", exclamó el Lobo Feroz.

Todos quedaron sorprendidos al descubrir que era cierto: era un conejito adorable quien había estado robando las verduras para alimentarse él mismo y a su familia.

La abuela Margarita se acercó al conejito con ternura y le dijo: "Pequeño amigo, entiendo que tengas hambre, pero no es correcto robar las verduras de los demás. Siempre puedes pedir ayuda cuando lo necesites". El conejito bajó la cabeza avergonzado y prometió no volver a hacerlo.

Todos en el pueblo sonrieron al ver cómo la situación se resolvía pacíficamente gracias a la colaboración entre el Juez, el Jurado, la Bruja, el Lobo Feroz y el Cazador.

Desde ese día en adelante, cada vez que alguien necesitaba ayuda o se presentaba algún problema en el pueblo del bosque, sabían que podían contar unos con otros para encontrar una solución justa y amigable. Y colorín colorado este cuento ha terminado con una lección aprendida: trabajar juntos siempre lleva a buen puerto.

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