El Misterio del Camino Arcoíris
Era un día soleado y fresco en el campo. Pablo, un niño curioso y aventurero, salió de su casa con su capa roja que ondeaba al viento. "Hoy voy a descubrir algo nuevo!", se dijo a sí mismo, mientras ajustaba su sombrero de paja antes de cruzar la esquina de la casa de su abuelo.
Al dar la vuelta, Pablo vio algo sorprendente: un camino que parecía brillar y estaba pintado de colores. "¡Wow!" -exclamó"¡Es un camino arcoíris! ¿A dónde llevará?"
Sin pensarlo dos veces, empezó a caminar por el camino, mientras una sombra misteriosa lo seguía. La sombra se movía rápidamente, pero Pablo no estaba asustado. "¿Quién anda ahí?" -preguntó, deteniéndose por un momento.
A su lado apareció una figura que llevaba una capa colorida. "Soy la sombra de la aventura, y he venido a guiarte", dijo una voz suave. "¿Estás listo para una gran aventura?"
Pablo sonrió con entusiasmo. "¡Sí! Lleva a donde sea que quiera!"
Así fue como la sombra lo guió por el camino, adentrándose en un hermoso campo lleno de vacas pastando y gallinas paseando despreocupadas. La luz de la luna llena iluminaba el lugar, y todo se veía mágico.
Al poco tiempo, Pablo se encontró con su abuelo, que estaba sentado en un banco bajo un árbol. "¡Pablo!" -gritó el abuelo con alegría"¿Qué haces tan lejos?"
"¡Abuelo! He encontrado un camino arcoíris y estoy en una aventura con una sombra misteriosa!" -respondió Pablo emocionado.
El abuelo sonrió y dijo: "Las aventuras son maravillosas, pero siempre es bueno compartirlas. ¿Por qué no llevas a la sombra y a las vacas a ver el gran arcoíris desde la colina?"
Pablo pensó que era una gran idea. "¡Vamos!" -dijo a la sombra y a las vacas. Las vacas, que siempre eran curiosas, lo siguieron, mientras Pablo conducía el grupo con entusiasmo hacia la colina.
Al llegar a la cima, el arcoíris brillaba más que nunca. Pablo se quedó sin palabras. "¡Es hermoso!" -exclamó. La sombra sonrió, mientras las vacas balaban en felicidad.
"La vida está llena de colores, Pablo. A veces solo necesitas buscar un poco más para encontrarlos", dijo la sombra.
"¿Podemos regresar otra vez?" -preguntó Pablo.
"Siempre que desees una aventura, el camino estará ahí. No olvides que los caminos especiales son aquellos que compartimos con otros", respondió la sombra mientras se desvanecía lentamente.
La luna llena brillaba en lo alto y los colores del arcoíris parecían un abrazo cálido. Pablo prometió que siempre buscaría esas aventuras compartidas, llenas de risas y amistad, no solo con la sombra, sino también con su querido abuelo y sus nuevos amigos en el campo.
Al volver a casa, Pablo aprendió que cada día tiene algo especial, y que la magia se encuentra en los pequeños momentos. Desde aquel día, con su sombrero y su capa, Pablo exploró el campo con una nueva mirada, siempre listo para lo que viniera, porque sabía que el mundo estaba lleno de maravillas.
Y así, la sombra, el camino y el sombrero se convirtieron en parte de una historia que Pablo nunca olvidaría.
FIN.