El misterio del colegio encantado



Había una vez un grupo de amigas llamadas Sofía, Valentina y Lucía. Eran muy valientes y siempre estaban buscando aventuras emocionantes.

Un día, mientras exploraban el vecindario, se encontraron con un colegio abandonado que tenía fama de estar embrujado. A pesar de las advertencias de los adultos, las niñas decidieron entrar al colegio para descubrir si los rumores eran ciertos. Al abrir la puerta principal, escucharon pasos y ruidos extraños que provenían del interior.

Esto no las asustó, sino que aumentó su curiosidad. Avanzaron por los pasillos oscuros con linternas en mano y corazones llenos de valentía. De repente, vieron una sombra moverse rápidamente frente a ellas.

Se detuvieron en seco y se miraron entre sí. - ¿Qué fue eso? - preguntó Sofía temblando un poco. - No lo sé, pero vamos a averiguarlo - respondió Valentina decidida.

Continuaron caminando hasta llegar a una sala donde encontraron un viejo libro sobre la historia del colegio. Según decía el libro, hace muchos años había habido un incendio en el edificio durante una noche tormentosa. A partir de entonces, se decía que el espíritu de la directora fallecida rondaba por los pasillos del colegio.

Las niñas pensaron que tal vez esa era la sombra misteriosa que habían visto antes. Decidieron buscar más pistas para resolver el misterio y ayudar al espíritu a encontrar paz.

Mientras exploraban otras habitaciones del colegio, encontraron diarios antiguos escritos por los estudiantes. En ellos, descubrieron que la directora había sido una mujer muy estricta pero justa, que amaba a sus alumnos y se preocupaba mucho por su educación.

Las niñas comenzaron a sentir compasión por el espíritu de la directora y decidieron hablarle. - Señora Directora, estamos aquí para ayudarla. ¿Qué podemos hacer? - preguntó Lucía con voz temblorosa.

En ese momento, una ráfaga de viento sopló las páginas del libro y una figura etérea apareció frente a ellas. Era el espíritu de la directora. - Gracias por querer ayudarme - dijo la figura con voz suave-. Estoy atrapada en este colegio desde hace muchos años y no puedo encontrar paz.

Necesito que alguien encuentre mi medalla dorada, símbolo de mi compromiso con la educación. Las niñas se miraron y aceptaron el desafío sin dudarlo.

Comenzaron a buscar en cada rincón del colegio hasta que finalmente encontraron la preciada medalla escondida en un viejo armario. Cuando le entregaron la medalla a la directora, un brillo cálido envolvió todo el lugar.

El espíritu sonrió y desapareció lentamente mientras decía:- Gracias por devolverme mi medalla y recordarme lo importante que es educar a los niños con amor y dedicación. Ahora puedo descansar en paz. El colegio dejó de estar embrujado y las niñas regresaron al vecindario como unas verdaderas heroínas.

Aprendieron que no hay miedo que no pueda superarse con valentía y compasión, y que siempre hay una razón detrás de cada misterio. A partir de ese día, Sofía, Valentina y Lucía se convirtieron en las guardianas de la educación en su vecindario.

Juntas, promovieron la importancia de aprender con amor y dedicación para que todos los niños pudieran tener un futuro brillante. Y así, con sus corazones llenos de valentía y sabiduría, las niñas demostraron que incluso los lugares más oscuros pueden ser iluminados por el poder del conocimiento.

FIN.

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