El misterio del colegio encantado


Esther, Angela y Alejandro eran tres amigos que asistían a la escuela primaria. Un día, cuando estaban en el recreo, escucharon un rumor de que el colegio estaba encantado. Decidieron investigar y descubrir la verdad detrás de la leyenda.

- '¿Escucharon sobre el colegio encantado? ¡Dicen que aparecen fantasmas por las noches!', dijo Esther con emocion.

- 'No puede ser cierto, ¡los fantasmas no existen!', contestó Alejandro con desdén.

- 'Yo no sé, pero sería emocionante descubrirlo', agregó Angela con entusiasmo.

Esa misma tarde, después de la escuela, se reunieron en la biblioteca para buscar información sobre la historia del colegio. Descubrieron que, hace muchos años, el colegio era un castillo y que se decía que estaba encantado por el espíritu de un caballero. Decidieron investigar más a fondo y se dirigieron a la torre del castillo, que estaba fuera de los límites para los estudiantes.

- '¡Esto es emocionante! Nunca pensé que estaríamos aquí', exclamó Angela emocionada.

- 'Sí, pero tenemos que tener cuidado, no queremos meternos en problemas', advirtió Alejandro.

- 'Tranquilos, solo vamos a mirar un poco', dijo Esther con valentía.

Al llegar a la torre, encontraron un cuaderno antiguo con extrañas inscripciones. Mientras lo examinaban, escucharon ruidos extraños y vieron sombras moverse por las paredes. De repente, una figura misteriosa apareció frente a ellos. Estaban aterrorizados, pero se dieron cuenta de que no era un fantasma, sino el conserje disfrazado para asustar a los estudiantes.

- '¡Vaya susto nos diste! ¡Pensamos que era un verdadero fantasma!', exclamó Alejandro aliviado.

- 'Lo siento chicos, solo quería divertirme un poco. Esta torre solía ser parte de un castillo, y la leyenda del caballero encantado es solo un cuento para asustar. ¡Pero es genial que estén interesados en la historia de la escuela!', explicó el conserje.

- 'Sí, fue una experiencia emocionante, pero creo que ahora entendemos que no hay fantasmas aquí', dijo Esther con una sonrisa.

Desde ese día, Esther, Angela y Alejandro se convirtieron en los exploradores de la historia de su colegio. Investigaron más sobre el castillo, aprendieron sobre la importancia de cuidar y respetar el patrimonio histórico y se divirtieron explorando los rincones ocultos de la escuela.

Crecieron como amigos y como personas curiosas y respetuosas de su entorno, y siempre recordaron aquella aventura que los unió para siempre.

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