El Misterio del Corazón de Kiara



Había una vez en un pequeño y colorido pueblo, dos amigos inseparables: Kiara y Lucio. Kiara era una chica alta, con una personalidad fuerte y, a veces, un poco grosera, pero su amabilidad siempre brillaba en el fondo. Lucio, por otro lado, era algo enojón pero siempre tenía un chiste a mano, lo que le ganaba el aprecio de todos. Aunque ambos se querían mucho, la amistad de Kiara hacia Lucio tenía un secreto: en el fondo, estaba enamorada de él.

A cada paso que daban juntos, ella trataba de hacerle ver lo grandioso que era.

"¿Ves ese árbol?" - decía Kiara señalando un majestuoso roble "Es más robusto que vos, Lucio, pero no comparemos, ¡vos sos único!" Y luego soltaba una risa burlona.

"Ja! No vas a superar mi increíble humor. Y el árbol no tiene ni idea de lo que es disfrutar un buen chiste. ¡Mirá qué triste!" - contestaba Lucio, riendo.

Los días pasaban, y aunque Kiara se acercaba más a Lucio, siempre mantenía su distancia en el tema del amor. Lucio, ni se daba cuenta de lo que pasaba en el corazón de su amiga, ya que para él, todo era pura amistad.

Un día, mientras paseaban por el parque, encontraron un hermoso globo rojo que volaba muy alto en el cielo.

"¡Que lindo! Quiero uno para mí!" - gritó Kiara, con entusiasmo.

"Podemos salir a buscarlo, pero ¿y si se escapa?" - bromeó Lucio.

"No me digas eso, Lucio. Yo jamás permitiría que un globo se escape. ¡Te lo prometo!" - contestó ella, con un toque de seriedad.

Luis se rió y juntos decidieron hacer un plan: un picnic bajo el árbol donde había pasado su infancia. Prepararon sándwiches, galletitas y un poco de jugo, y se sentaron a disfrutar de una tarde soleada. Mientras comían, conversaban sobre sus sueños y deseos. Lucio hablaba de ser comediante y hacer reír a las personas, mientras Kiara deseaba ser una gran pintora y llenar el mundo de colores.

"Kiara, tu dibujo hoy fue genial, ¡deberías mostrarlo a más gente!" - afirmó Lucio, con entusiasmo.

"Gracias, pero quizás a nadie le importe... Noto que sólo destacas los buenos momentos" - respondió ella, con una ligera tristeza.

A medida que pasaban los días, Kiara luchó con sus sentimientos. En un momento de confusión, decidió ir a hablar con su abuela.

"Abuela, creo que estoy enamorada de Lucio, pero siento que él sólo me quiere como amiga. ¿Qué debería hacer?" - le pidió, con voz temblorosa.

"Querida, a veces es bueno arriesgarse. El amor no siempre es tan complicado, pero debes ser honesta contigo misma. Si sientes algo, decírselo puede cambiarlo todo," - aconsejó su abuela.

Completamente decidida, Kiara tomó un profundo respiro y fue a buscar a Lucio en su casa.

"Lucio, tengo que decirte algo. No puedo seguir ocultándolo. Eres... eres muy especial para mí," - empezó ella, con un tono serio.

"Veo que estás muy seria, ¿te pasó algo?" - preguntó Lucio, comenzando a preocuparse.

"No, no es eso. Es solo que... a veces siento que quiero... más nuestra amistad" - dijo Kiara, dudando un poco.

"¿Más amistad? Eso suena raro, Kiara. No quiero perderte como amiga, me harias falta" - respondió él, rascándose la cabeza en confusión.

Las palabras no salían tal como Kiara había planeado. Se sentía atrapada entre sus propios sentimientos. Así que decidió organizar un concurso de dibujo en el parque y le pidió a Lucio que fuera parte del jurado.

Cuando llegó el día del concurso, Kiara puso todo su esfuerzo en crear una pintura que representara su amistad y sus sentimientos hacia él. Presentó su obra finalmente, pero sintió que su corazón latía muy fuerte.

"¿Qué te parece, Lucio?" - preguntó ella.

"Es increíble, Kiara. Esto es muy especial. La amistad también es un arte, ¿no?" - respondió él, sonriendo.

En ese instante, Kiara comprendió que, aunque tal vez no podían compartir un amor romántico, tenían una amistad profunda y bien construida.

"Lo que siento es real, aunque quizás no sea amor de pareja. Pero realmente lo aprecio, Lucio" - expresó, sintiéndose más aliviada.

"Eso es valioso, Kiara. Siempre voy a estar a tu lado" - contestó Lucio, poniendo su brazo sobre sus hombros.

Ambos aprendieron a valorar lo que tenían, una amistad sincera, donde el amor se transformó en una hermosa carta de colores.

Y así, con cada día que pasaba, Kiara y Lucio siguieron disfrutando la vida, sabiendo que en el fondo siempre estarían juntos, ya sea como amigos o como un amor que se había transformado en un bello lazo de cariño. Comenzaron a pintar sus sueños juntos, llenando el pueblo de dulces risas y colores, demostrando que la amistad es uno de los más grandes amores de todos.

FIN.

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