El misterio del Cuervo de Madera
Era una noche oscura y fría en el pequeño pueblo de La Estrellita, donde las luces de las casas titilaban como estrellas perdidas. En la plaza central, una encantadora cafetería llamada 'El Rincón del Café' abría sus puertas. Allí, un grupo de amigos se reunía cada fin de semana para disfrutar de su chocolatada caliente y contar historias. Sus mayores pasiones eran la aventura y el misterio.
Un día, mientras los amigos charlaban, un cuervo negro apareció repentinamente en la ventana.
- '¡Miren, un cuervo!' - exclamó Lila, apuntando hacia el ave.
- '¿Por qué vendría este cuervo hasta aquí?' - preguntó Juan, intrigado.
- 'Tal vez está buscando algo', sugirió Sofía, mientras sorbía su café.
Intrigados por el curioso visitante, los amigos decidieron seguir al cuervo que, con un grazia única, voló hacia el bosque cercano. Siguieron sus pasos, iluminados por la luz de la luna. Al principio, todo era excitante. Pero al adentrarse en el bosque, la atmósfera cambió y se tornó tenebrosa.
- 'Se siente un poco escalofriante, ¿no?' - dijo Juan, mientras miraba alrededor.
- 'No tengamos miedo. Estamos juntos', respondió Sofía.
Pero la curiosidad era más fuerte que el miedo. El cuervo los llevó hasta un viejo árbol de madera, enorme y retorcido, con un hueco en su tronco. En su interior había un misterioso objeto que brillaba débilmente bajo la luz de la luna.
- '¿Qué creés que es?' - preguntó Lila, acercándose cautelosamente al agujero.
- '¡Voy a mirar!' - dijo Juan, decidido. Pero antes de que pudiera asomarse, el cuervo graznó.
- '¡Cuidado!' - alertó Sofía, intentando detenerlo.
El cuervo voló hacia ellos y, con su pico, le dio un pequeño golpe a Juan, como si quisiera decirle que no se acercara más.
- 'Parece que el cuervo quiere cuidarnos' - reflexionó Lila.
Decididos a descubrir el secreto, los amigos se preguntaron cómo podrían hablar con el cuervo.
- 'Tal vez debamos ser amables con él', sugirió Juan. 'Creo que quiere que le digamos nuestra intención'.
Entonces, Sofía dio un paso adelante y le habló al cuervo:
- '¿Querés que te ayudemos? Somos tus amigos.'
El cuervo se posó en una rama, y su mirada parecía más suave. Juntos, hicieron una ronda alrededor del árbol, compartiendo historias sobre sueños y aventuras. Y el cuervo comenzó a aletear contento, como si entendiera sus palabras.
- 'El verano pasado, construimos una cabaña en nuestro jardín. ¿Tendrías ganas de visitarla?' - preguntó Lila.
Entonces, sucedió algo inesperado: el cuervo se transformó en un pequeño niño de madera, que sonriente les dijo:
- '¡Gracias por ser tan amables! Estaba atrapado en un hechizo por ser descuidado y no tener amigos. Ahora que me habéis mostrado compasión, puedo volver a ser libre.'
Los niños estaban asombrados.
- '¡Pero qué mágico es esto!' - dijo Sofía.
- 'Y todo gracias al cuervo', añadió Juan.
El niño de madera sonrió, agradecido, y les explicó que habían aprendido la lección de que compartir y ser amables puede romper los miedos. Juntos, regresaron al pueblo, riendo y disfrutando de su nueva amistad. El niño de madera prometió visitarlos de nuevo, e incluso les ayudó a tener un jardín lleno de flores y alegía.
Desde entonces, La Estrellita se convirtió en un pueblo donde la amistad y la bondad reinaron, y cada noche, los amigos se reunían en 'El Rincón del Café' a contar historias, mientras un cuervo negro paseaba feliz por las calles.
- 'Hasta la próxima aventura, amigos' - dijo Lila, mientras todos alzaban sus tazas de chocolate caliente.
Y así, aprendieron que el verdadero valor está en la amistad y la empatía entre ellos.
FIN.