El misterio del dragón pacífico


Había una vez un colegio rural ubicado en medio de la montaña, justo al lado de un hermoso lago. Los niños y niñas que asistían a este colegio eran muy curiosos y siempre estaban dispuestos a aprender cosas nuevas.

Un día, mientras se preparaban para celebrar el Día de la Paz, ocurrió algo inesperado. De repente, un enorme dragón apareció volando sobre el cielo azul. Todos los niños quedaron impresionados ante semejante criatura.

La directora del colegio, la señorita Marta, decidió acercarse al dragón con valentía y amabilidad.

El dragón parecía asustado y confundido, así que ella le habló suavemente:- ¡Hola, querido dragón! ¿Qué te trae por aquí? No tengas miedo, estamos celebrando el Día de la Paz.

El dragón miró a la señorita Marta con ojos llenos de sorpresa y preguntó:- ¿Día de la Paz? ¿Qué es eso? La señorita Marta sonrió y explicó:- El Día de la Paz es una fecha especial en la que recordamos lo importante que es vivir en armonía con las demás personas y con nuestro entorno. Queremos promover valores como el respeto, la tolerancia y el amor entre todos nosotros.

El dragón pareció reflexionar por un momento y luego dijo:- Pero yo siempre he sido temido por ser un dragón... Nunca me han enseñado sobre paz ni amistad. Los niños del colegio se acercaron al dragoncito con curiosidad e interés. Querían conocerlo y aprender de él.

- ¡No te preocupes! -exclamó uno de los niños-. Nosotros podemos enseñarte sobre la paz y cómo ser amigos. Así, los niños comenzaron a compartir con el dragón sus conocimientos sobre la importancia de la paz.

Le hablaron sobre cómo resolver conflictos sin violencia, cómo escuchar y comprender al otro, y cómo cuidar el medio ambiente. El dragón estaba cada vez más emocionado por todo lo que aprendía.

Se dio cuenta de que no tenía por qué asustar a las personas para sentirse poderoso. Podía usar su fuerza para ayudar a los demás y proteger el entorno natural. Juntos, organizaron un gran festival en honor al Día de la Paz.

Los niños crearon carteles coloridos con mensajes pacíficos, mientras que el dragón adornaba el lago con hermosas flores y plantas. Todos se unieron en una canción especial que expresaba su deseo de vivir en armonía.

A medida que avanzaba el día, más personas del pueblo se acercaban al colegio para unirse a la celebración. El mensaje de paz se extendió por toda la comunidad gracias al valiente acto del dragón y a la generosidad de los niños.

Al final del día, cuando todos estaban cansados pero felices, el dragón miró a los niños con gratitud en sus ojos brillantes:- Gracias por enseñarme tanto sobre la paz y por mostrarme que puedo ser parte de algo bueno.

A partir de ahora, usaré mi fuerza para proteger este hermoso lugar donde vivimos. Y así fue como aquel extraño encuentro entre un colegio rural y un dragón transformó no solo sus vidas, sino también el corazón de toda una comunidad.

Juntos, descubrieron que la paz y la amistad pueden surgir incluso en los lugares más inesperados. Y a partir de ese día, cada año celebraron el Día de la Paz con aún más entusiasmo y alegría.

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