El misterio del ecuador saludable
Había una vez en un hermoso país llamado Ecualandia, un ecuador llamado Ecuadito que vivía en armonía con todos los habitantes de su tierra.
Un día, Ecuadito se levantó y se dio cuenta de que algo extraño estaba sucediendo en su cuerpo. Se sentía débil y desanimado, y su piel ya no brillaba como de costumbre. Al darse cuenta de que algo andaba mal, decidió emprender un viaje para descubrir qué estaba sucediendo.
En su camino, Ecuadito se encontró con la Doctora Amazona, una sabia curandera de la selva. -¡Doctora Amazona! -exclamó Ecuadito-, algo extraño está sucediendo en mi cuerpo y no sé qué hacer.
La Doctora Amazona examinó a Ecuadito con cuidado y le explicó que, debido a la contaminación y el descuido de los habitantes de Ecualandia, su ecuador se había debilitado. Pero le dio una esperanza: si Ecuadito lograba convencer a los habitantes de Ecualandia de cuidar su tierra y su salud, podría recuperar su vitalidad.
Decidido a salvarse a sí mismo y a su tierra, Ecuadito inició un viaje por todo Ecualandia. Con valentía, pronunció un discurso frente a todos los habitantes, explicando la importancia de vivir de manera saludable y cuidar el medio ambiente.
Poco a poco, los habitantes de Ecualandia comenzaron a comprender la importancia de sus acciones y se unieron para limpiar ríos, plantar árboles y reciclar. Con el esfuerzo de todos, Ecuadito empezó a sentirse mejor.
Su piel brillaba de nuevo y su energía volvió. La tierra de Ecualandia también se transformó: los ríos recuperaron su pureza, los árboles crecieron más fuertes y la vida silvestre volvió a florecer.
Ecuadito comprendió que, al cuidar su ecuador, estaba cuidando de sí mismo y de todos los habitantes de su tierra. Desde entonces, Ecualandia se convirtió en un lugar próspero y saludable, donde todos vivían en armonía con la naturaleza.
Y Ecuadito, el valiente ecuador, siempre recordaba la lección de que cuidar de uno mismo y de su entorno era la clave para una vida plena y feliz.
FIN.