El misterio del faro encantado



En un pequeño pueblo costero, vivía un grupo de amigos llamados Lucas, Martina y Juan. Un día, escucharon el rumor de que el antiguo faro, que llevaba años en desuso, estaba encantado. Intrigados por el misterio, decidieron investigar.

—¿Escucharon sobre el faro encantado? —preguntó Lucas emocionado.

—Sí, dicen que se escuchan ruidos extraños por las noches —respondió Martina.

—¡Debemos ir a ver qué sucede! —exclamó Juan.

Los amigos se prepararon con linternas, mapas y mucha valentía, dispuestos a enfrentar cualquier cosa que encontraran. Al llegar al faro, descubrieron que sus puertas estaban entreabiertas.

—¡Miren, parece que alguien ha entrado! —susurró Martina.

Intrigados, los amigos avanzaron con cautela hacia el interior del faro. De repente, escucharon un ruido fuerte que los sobresaltó.

—¿Qué fue eso? —preguntó Lucas temblando.

—No lo sé, pero creo que viene de la torre del faro —respondió Juan.

Decididos a desentrañar el misterio, subieron las escaleras hasta llegar a la cima. Allí, encontraron a un anciano que les explicó la verdadera historia del faro. Resulta que, durante una tormenta muchos años atrás, el faro había salvado la vida de varios pescadores. Desde ese día, se decía que estaba encantado por los espíritus agradecidos de aquellos marineros. El anciano les mostró un antiguo diario que confirmaba la historia. Conocer la verdad les llenó de asombro y admiración. Los amigos regresaron al pueblo con la convicción de que el faro encantado era en realidad un lugar lleno de historias de valentía y gratitud. Desde entonces, cada vez que miraban el faro, recordaban la importancia de la solidaridad y el coraje. Y aunque el misterio del faro encantado ya no los inquietaba, sabían que siempre estaría presente en sus corazones.

FIN.

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