El Misterio del Fuerte Lindo



En un lejano pueblo llamado Amigolandia, vivía un fuerte hombre llamado Lindo. Su nombre le hacía honor, porque era tan robusto que todos decían que era el más fuerte del lugar. Sin embargo, también era conocido como el mentiroso más grande, ya que siempre exageraba sus hazañas. "- ¡Ayer levanté un árbol entero solo con una mano! - solía gritar en el parque, y todos reían por su vanidad.

Un día, mientras Lindo presumía sobre sus impresionantes hazañas, conoció a un nuevo amigo en la plaza central: un pequeño perrito llamado Rocco. Rocco era un perro juguetón y curioso, y se acercó a Lindo.

"- Hola, señor Lindo. ¿Es verdad que levantó un árbol? - preguntó Rocco con sus ojos brillantes.

"- ¡Por supuesto! - respondió Lindo, sonriendo de oreja a oreja. - No solo levanté un árbol, ¡sino que también hice un castillo de troncos!"

Rocco bajó la mirada. "- Pero, señor Lindo, nunca he visto un castillo de troncos en el parque. ¿Dónde está? -

Lindo se sintió incómodo. "- Uh, bueno, está un poco lejos. En la montaña. ¡Sí, eso! Pero, mirá, te puedo llevar a la montaña mañana. "

Así que al día siguiente, Lindo y Rocco partieron hacia la montaña. Mientras caminaban, Lindo seguía contando historias exageradas. "- Sabías que una vez corrí tan rápido que me gané al viento! - dijo Lindo, pavoneándose.

Rocco se reía, pero también tenía dudas. Al llegar a la montaña, Lindo se detuvo frente a un enorme roble.

"- Muy bien, ¿dónde está el castillo? - preguntó el pequeño perro.

"- Ah, ya te dije que está por aquí cerca. ¡Solo tengo que encontrarlo! - Lindo comenzó a buscar entre los arbustos rápidamente. Pero ya habían pasado varios minutos y no había rastro del castillo.

Rocco lo observaba con un aire de preocupación. "- Señor Lindo, ¿y si no existe? Quizás deberías decir la verdad. "- No puedo. La gente espera que sea fuerte y valiente. No puedo defraudar a nadie. - se defensó Lindo.

"- Pero si no dices la verdad, la gente no confiará en ti. Las verdaderas historias son mucho más interesantes. ¡Deberías mostrarte tal como sos! - sugirió Rocco, moviendo su cola.

Lindo comprendió que incluso si era fuerte, no tenía que inflar sus historias. Así que decidieron hacer un pequeño fuerte con ramas y hojas, algo que realmente pudieran disfrutar juntos. Mientras construían, se reían y charlaban. Lindo se sintió más feliz al contar cómo había ayudado a sus amigos a cargar bolsas de compras o a jugar con los niños del barrio.

Al final del día, tenían un fuerte improvisado en el que podían jugar. Rocco se giró hacia Lindo y dijo: "- ¿Ves? A veces, la verdad es más divertida que cualquier mentira. - Lindo sonrió, sintiéndose aliviado.

Desde ese día, Lindo dejó de mentir y se volvió el amigo más querido del pueblo. Cada vez que contaba una historia, la gente se reía, no porque las exagerara, sino porque sus relatos mostraban la verdadera amistad y aventuras que vivía.

Y así, Fuerte Lindo aprendió una gran lección: la honestidad era la mejor fortaleza que podía tener.

Los niños del pueblo ahora le daban el apodo de "Lindo el Honesto", y este apodo lo llenaba de orgullo. Junto a Rocco, vivieron muchas aventuras sin necesidad de exagerar, disfrutando cada momento juntos más que nunca.

FIN.

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