El misterio del gato perdido
Tomás estaba jugando en su habitación con su gato, Mishi, cuando de repente escuchó un ruido fuerte en la cocina. Asustado, salió corriendo de su habitación para ver qué era ese ruido, dejando la puerta abierta. Mishi, que estaba curioseando cerca de la puerta, vio la oportunidad perfecta para explorar afuera. Sin dudarlo, salió disparado por la puerta y se perdió en el vecindario.
Después de buscar por todas partes, Tomás no lograba encontrar a su querido gato. Desesperado, fue a contarle su problema a su abuela, quien le sugirió que se sentara en el sofá y pensara con calma. Tomás, entre sollozos, se sentó en el sofá, y al recostarse, sintió algo suave y cálido. ¡Era Mishi! El gato había estado escondido debajo del cojín del sofá todo el tiempo.
Tomás aprendió que a veces, las soluciones a nuestros problemas están más cerca de lo que pensamos. Desde ese día, nunca dejó la puerta abierta sin prestar atención, y Mishi siempre tuvo un collar con su nombre y número de teléfono, por si llegaba a escaparse de nuevo.
El amor y el cuidado de un dueño responsable ayudaron a que Tomás y Mishi fortalecieran su vínculo, convirtiéndolos en inseparables amigos para siempre.
FIN.