El misterio del globo rojo


Érase una vez en un tranquilo barrio de Buenos Aires vivía un niño llamado Lucas. Lucas era un niño curioso y amigable, siempre buscaba nuevas aventuras para divertirse.

Pero había algo que le preocupaba: extrañaba mucho a su vecina, la señora Marta. La señora Marta era una mujer mayor muy dulce y cariñosa. Siempre le contaba historias interesantes a Lucas y compartían deliciosas meriendas juntos en el patio trasero de su casa.

Pero hace unos meses, la señora Marta se mudó a otro lugar sin decirle nada a Lucas. Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, Lucas notó algo peculiar.

Vio a un globo rojo flotando en el cielo que parecía dirigirse hacia su antigua casa donde vivía la señora Marta. Sin pensarlo dos veces, decidió seguir al globo rojo para averiguar si realmente volvía a ver a su querida vecina.

Corrió tan rápido como pudo siguiendo el camino del globo rojo hasta llegar frente a la vieja casa de la señora Marta. Para su sorpresa, encontró una puerta abierta y decidió entrar con cautela. Dentro de la casa había cajas por todas partes y todo estaba cubierto de polvo.

De repente, escuchó un ruido proveniente del sótano. Con valentía, bajó las escaleras lentamente hasta encontrarse con una adorable gatita atrapada entre unas cajas viejas.

Lucas se acercó despacio y extendió su mano hacia ella mientras decía: "No te preocupes pequeña gatita, voy a ayudarte". La gatita confiaba en Lucas y se dejó acariciar. Lucas la tomó cuidadosamente en sus brazos y decidió llamarla —"Luna" .

Mientras Lucas buscaba una manera de sacar a Luna del sótano, escuchó un ruido proveniente del piso de arriba. Subió las escaleras rápidamente y se encontró cara a cara con su vecina, la señora Marta. "¡Lucas! ¡Qué sorpresa verte aquí!" exclamó la señora Marta emocionada.

"Me mudé hace unos meses, pero volví hoy para reagarrar unas cosas que olvidé". Lucas abrazó fuertemente a la señora Marta mientras le contaba todo lo que había pasado desde su partida.

La señora Marta también estaba emocionada por el encuentro y le explicó que no pudo despedirse porque fue una decisión repentina. Juntos, rescataron a Luna del sótano y comenzaron a ordenar las cajas para preparar la casa para nuevos inquilinos.

Durante ese tiempo, Lucas aprendió valiosas lecciones sobre la importancia de comunicarse y expresar los sentimientos hacia las personas que queremos. Desde ese día, Lucas visitaba regularmente a la señora Marta en su nuevo hogar junto con Luna.

Juntos compartían más historias interesantes y meriendas deliciosas como solían hacerlo antes. Y así, el niño que extrañaba tanto a su vecina logró volver a verla gracias al poder de seguir un globo rojo y encontrar nuevas amistades en el camino.

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