El misterio del Gran Puente




Martín era un joven amante de los autos. Siempre cuidaba con esmero su vehículo, un brillante auto rojo que era su mayor tesoro. Un día, decidió emprender un viaje a través de su ciudad y su ruta lo llevó al imponente Gran Puente.

Al acercarse al puente, Martin se sorprendió al ver una fila de autos detenidos. Un oficial de tránsito se acercó a su ventana y le indicó que debía detenerse. -¿Qué está sucediendo? -preguntó Martín, desconcertado. -El puente va a levantarse, es una operación de rutina, no se preocupe -respondió el oficial con calma.

Martín esperó con ansiedad mientras observaba cómo, efectivamente, el enorme puente comenzaba a elevarse frente a sus ojos asombrados. Nunca antes había presenciado algo así. Una vez que el puente estuvo en posición vertical, los barcos pudieron pasar por debajo, y Martín contempló maravillado la escena.

Después de un rato, el puente se bajó nuevamente y la circulación se reanudó. Lleno de curiosidad, Martín se dirigió a la oficina local de turismo para preguntar más sobre el Gran Puente. Allí descubrió que era un puente levadizo, un tipo especial de estructura diseñada para permitir el paso de barcos de gran altura.

Impresionado por lo que había presenciado, Martín decidió investigar más sobre los puentes levadizos. Leyó muchos libros y visitó otros puentes similares. Con el tiempo, su curiosidad lo llevó a estudiar ingeniería. Se convirtió en un exitoso ingeniero civil y contribuyó al diseño de importantes puentes en su país.

Martín aprendió que la curiosidad y el asombro pueden abrir puertas a nuevas pasiones y oportunidades. Nunca dejó de maravillarse por el Gran Puente y siempre recordó que aquel día fue el comienzo de su apasionante viaje hacia el conocimiento y la realización profesional.

FIN.

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