El misterio del Iberá




Jonas, Ayrton, Camilo y Thiago estaban emocionados porque por fin habían llegado al impresionante Parque Nacional Iberá. Era un lugar lleno de vida y misterio, perfecto para una aventura. Mientras caminaban entre las palmeras, escucharon el llamado estridente de un guacamayo.

- ¡Miren ese guacamayo, sus colores son tan brillantes! -exclamó Thiago emocionado.

- Sí, es maravilloso, pero debemos tener cuidado, en este lugar también hay jaguares y osos hormigueros -advirtió Ayrton.

Decidieron adentrarse un poco más en la selva para explorar, pero de repente escucharon un ruido extraño entre los árboles. Al acercarse, descubrieron a un yaguareté atrapado entre las ramas.

- Pobrecito, debemos ayudarlo -dijo Camilo con preocupación.

Con mucho cuidado, lograron liberar al yaguareté y este, agradecido, les mostró el camino a una cueva escondida. Intrigados, decidieron seguirlo y dentro de la cueva encontraron algo sorprendente.

- ¡Miren todos estos dibujos en las paredes, parecen ser antiguos! -exclamó Jonas.

Los amigos estaban asombrados, se sentían como auténticos exploradores. Mientras observaban los dibujos, escucharon un ruido proveniente de lo más profundo de la cueva. Al acercarse descubrieron a un oso hormiguero herido.

- Pobrecito, debemos cuidarlo y curarlo -dijo Thiago con determinación.

Con paciencia y cariño, lograron curar al oso hormiguero. Agradecido, les mostró una salida secreta de la cueva que los llevó a un hermoso lago rodeado de flores y mariposas.

- ¡Es increíble, es como un verdadero paraíso escondido! -exclamó Ayrton maravillado.

Los amigos se dieron cuenta de que, a pesar de los peligros, el Iberá era un lugar mágico lleno de sorpresas. Aprendieron que la naturaleza siempre los recompensaba cuando la cuidaban y respetaban. Con el corazón lleno de alegría, emprendieron el camino de regreso a casa, sabiendo que siempre recordarían su aventura en el Iberá con cariño y gratitud.

FIN.

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