El misterio del jardín escolar


En la escuela del barrio El Rosedal, algo extraño estaba sucediendo. Los niños notaron que las plantas del jardín escolar estaban marchitándose, a pesar de los cuidados de la maestra Laura.

Un día, llegó un nuevo jardinero llamado Don Manuel, un hombre amable y con una amplia sonrisa. Los niños se acercaron a él con curiosidad, ansiosos por saber cómo iba a ayudar a revivir el jardín. – ¡Hola chicos! - les saludó Don Manuel con entusiasmo.

– Parece que el jardín necesita un poco de amor y cuidado, ¿no es así? Los niños asintieron, intrigados. Don Manuel les propuso una idea: convertirse en el equipo de jardinería de la escuela.

– Todos podemos aprender a cuidar y cultivar el jardín juntos, ¿qué les parece? - propuso Don Manuel. Los niños estaban emocionados con la idea. Comenzaron a aprender sobre las diferentes plantas, cómo regarlas, podarlas y cuidarlas. Poco a poco, el jardín empezó a cobrar vida de nuevo.

Pero un día, descubrieron que alguien había estado pisando las flores y arrancando las hojas de algunas plantas. Los niños estaban tristes y enojados.

Don Manuel los reunió y les habló sobre el respeto a la naturaleza y la importancia de cuidar lo que habían logrado. Juntos, decidieron montar una guardia para descubrir al culpable. Durante la noche, los niños se turnaron para vigilar el jardín. Finalmente, atraparon al responsable: un conejito travieso que había estado jugando en el jardín.

Los niños entendieron que debían proteger el jardín y buscar formas de convivir en armonía con la naturaleza. El jardín volvió a florecer y la escuela entera se llenó de orgullo al ver el hermoso trabajo de los niños.

Don Manuel les había enseñado una gran lección: con amor, cuidado y trabajo en equipo, todo es posible.

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