El Misterio del Lago Brillante



Era una tarde soleada en el barrio donde vivían Antho, Jona, Maxi, Santi y Benja, un grupo de amigos inseparables que siempre buscaban aventuras. Un día, mientras paseaban por el parque, se encontraron con un mapa antiguo tirado en el suelo.

"Mirá lo que encontramos!" - dijo Antho emocionado, levantando el mapa.

"¿Qué será eso?" - preguntó Jona, con curiosidad.

"Parece un mapa del tesoro, ¡vamos a seguirlo!" - exclamó Maxi, dando un salto.

Todos se miraron y asintieron con entusiasmo. Decidieron que su primer destino sería el Lago Brillante, un lugar lleno de leyendas, donde se decía que había un tesoro escondido. Después de un corto camino, llegaron al lago, que brillaba bajo el sol.

"¿Y ahora qué hacemos?" - preguntó Santi, mirando el mapa.

"El mapa dice que debemos encontrar un árbol enorme que está al lado del lago" - explicó Benja, tratando de seguir las indicaciones.

Comenzaron a buscar, y después de algunos minutos, encontraron un gran árbol con ramas extendidas.

"Aquí está!" - gritó Antho, señalando el árbol. "¿Ahora tenemos que cavar?"

"Esperen!" - dijo Santi, mirando más de cerca el mapa. "Parece que hay un acertijo. Dice: 'Donde el sol se oculta y la luna aparece, bajo sus raíces, el tesoro encontrarás'."

"Eso es un enigma..." - reflexionó Jona. "¿Dónde se oculta el sol?"

Entonces, mirando en dirección al lago, se dieron cuenta de que el sol se ocultaba tras la colina al oeste.

"¡Debemos buscar justo debajo de este árbol hacia el oeste!" - gritó Maxi, lleno de energía.

Comenzaron a cavar, llenos de emoción y entusiasmo.

Al poco tiempo, algo brillante apareció entre la tierra. Todos quedaron boquiabiertos al descubrir una pequeña caja de madera.

"¡Lo encontramos!" - exclamó Benja, levantando la caja.

"¿Qué habrá adentro?" - preguntó Santi, con los ojos muy abiertos.

Con cuidado, abrieron la caja y, para su sorpresa, no encontraron oro ni joyas, sino un antiguo libro lleno de historias y leyendas del lago.

"Esto no es lo que esperábamos..." - dijo Maxi, algo decepcionado.

"¿Pero qué pueden enseñarnos estas historias?" - preguntó Jona, hojeando algunas páginas.

"Tal vez, más que un tesoro material, este libro contiene aventuras e historias que nos harán aprender sobre nuestro lago y su historia" - propuso Antho, con una sonrisa.

Todos se sentaron alrededor del árbol y empezaron a leer las historias. Cada una de ellas era más fascinante que la anterior, hablando sobre la naturaleza, la amistad y la importancia de cuidar el entorno.

"Miren lo que dice aquí, sobre la importancia de proteger el agua" - leyó Santi, entusiasmado. "¡Debemos contarle a todos sobre esto!"

Así, decidieron organizar una jornada de limpieza del lago para que otros niños también pudieran disfrutar de ese lugar tan mágico.

Juntos, planificaron la jornada, repartiendo volantes por su barrio y hablando con otros chicos. El día llegó y, sorprendentemente, muchas personas se unieron a ellos.

"¡No puedo creer que tanta gente haya venido!" - dijo Benja, mirando a su alrededor.

"Todo gracias a este libro y nuestro tesoro oculto!" - agregó Maxi, con alegría.

Después de una tarde divertida de juegos y recogiendo basura, el lago brillaba más que nunca. Estaban agotados pero felices.

"Hoy hemos descubierto un verdadero tesoro, amigos" - concluyó Antho. "No se trataba de riquezas, sino de la diversión y la comunidad."

"Y lo más importante, hemos aprendido a cuidar nuestro entorno" - añadió Jona, sonriendo.

Así, su aventura se convirtió en una historia que contarle a todos, recordando siempre que el verdadero tesoro radica en la amistad y el amor por la naturaleza.

Desde entonces, los cinco amigos se convirtieron en defensores del Lago Brillante, organizando actividades cada mes para cuidar y educar sobre el ambiente. Y aunque nunca hallaron un tesoro físico, descubrieron que juntos podían hacer una gran diferencia.

FIN.

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