El misterio del lago de Tandil
Había una vez en la hermosa ciudad de Tandil, una niña llamada Verónica. Un día soleado, Verónica decidió ir al lago de Tandil con su termo y sus mates para disfrutar de la vista y tomar unos ricos mates.
Mientras admiraba la tranquilidad del lago, algo llamó su atención. En la orilla opuesta, vio a una familia de patos nadando apresuradamente hacia un pequeño islote en el centro del lago. Intrigada, Verónica decidió aventurarse hacia allí.
Con su mochila llena de provisiones y sus binoculares, se adentró en la selva que rodeaba el lago. "¡Este es un lugar increíble!", exclamaba Verónica mientras observaba la diversa fauna y flora.
Después de una larga caminata, llegó a la orilla opuesta, donde encontró una pequeña canoa. Decidió subirse a la canoa y remar hacia el misterioso islote. Al llegar, descubrió que los patos estaban alarmados porque su pequeño patito había quedado atrapado en una red abandonada.
Verónica, con su ingenio, logró liberar al patito y devolverlo sano y salvo con su familia. La noticia de su valiente hazaña se difundió por la ciudad, convirtiéndola en una heroína local.
A partir de ese día, Verónica visitaba regularmente el lago de Tandil, donde disfrutaba de sus mates y cuidaba del hábitat de los animales, asegurándose de que el lago y sus alrededores estuvieran limpios y seguros para todos.
FIN.