El Misterio del Lápiz Mágico



Era un día soleado en la escuela Juan Carlos, donde todo parecía transcurrir normalmente. Sin embargo, algo extraño estaba ocurriendo en los salones: los lápices desaparecían uno por uno. La maestra Marta reunió a los alumnos y les dijo:

"Chicos, no sé qué está pasando, pero necesitamos resolver este misterio. Los lápices son esenciales para su aprendizaje."

Los niños, entusiasmados por la idea de ser detectives, comenzaron a murmurar y a hacer planes. Entre ellos estaba Lucas, un niño con mucha curiosidad y pasión por dibujar y crear historias. Un día, mientras revisaba su mochila, Lucas encontró un lápiz brillante y colorido que nunca había visto antes. Curioso, decidió probarlo y cuando trazó una línea en su cuaderno, el lápiz emitió una chispa mágica.

"¡Miren esto!" - exclamó Lucas.

"¿Qué hiciste?" - preguntó su amiga Sofía.

"No estoy seguro, pero parece que este lápiz tiene poderes mágicos. Deberíamos investigar, tal vez sea la razón por la que los demás lápices han desaparecido."

Decididos a resolver el misterio, Lucas, Sofía y sus amigos se reunieron después de clase. Como tenían un portero mágico llamado Don Portal, que siempre ayudaba a los estudiantes en sus aventuras, decidieron pedirle ayuda.

"Don Portal, tenemos un problema con los lápices que desaparecen. Encontre este lápiz mágico y queremos saber cómo podemos usarlo para encontrar a los otros."

Don Portal, quien tenía un aire sabio y amable, sonrió al ver el lápiz y dijo:

"Este es un lápiz especial. Con él, pueden dibujar cualquier cosa que deseen, pero deben tener cuidado. Los deseos sólo se cumplirán si provienen de un buen corazón. ¿Qué desean dibujar?"

Los niños se miraron entre sí y pensaron. Sofía tomó la iniciativa y dijo:

"¡Podemos dibujar un mapa de la escuela! Quizás así podamos encontrar el escondite de los lápices perdidos."

Lucas puso el lápiz en acción y comenzó a dibujar. A medida que trazaba líneas, un mapa detallado de la escuela emergía ante sus ojos. Alucinado, Lucas exclamó:

"¡Increíble! Ahora podemos ver todos los lugares donde podríamos buscar."

Siguiendo el mapa, decidieron investigar la biblioteca, el patio y la sala de música. En la biblioteca, encontraron un lápiz escondido detrás de una fila de libros (que no les servía para nada porque no era mágico). En el patio, mientras buscaban, se encontraron con un grupo de estudiantes que habían decidido hacer una especie de concurso de dibujo.

"¡Hola! ¿Pudieron encontrar sus lápices?" - preguntó un chico.

"No, pero tenemos un lápiz mágico que nos ayuda a buscar. Tal vez juntos podamos resolverlo." - respondió Sofía.

Con la ayuda de otros estudiantes, los niños repartieron su suerte y el lápiz mágico. Cada vez que uno de ellos hacía un dibujo, aparecían más lápices. Sin embargo, Lucas notó que uno de los lápices era diferente, era gris y opaco. Intrigados por este nuevo lápiz, decidieron seguir dibujando.

Cuando empezaron a investigar, se dieron cuenta de que ese lápiz había estado en el mismo lugar donde los otros siempre desaparecían. La sala de arte era el último lugar por revisar. Al llegar, encontraron a la maestra Ana rodeada de los lápices desaparecidos, luciendo preocupada.

"¿Qué pasó, maestra?" - preguntó Lucas.

"No quería que se preocuparan. Los lápices me parecían tan bonitos que decidí guardarlos para que nadie se los lleve. Pensé que sería mejor cuidar de ellos. Pero ahora entiendo que los lápices son para usarse, no para guardarse. ¿Pueden ayudarme a devolverlos a todos?"

Agradecidos por el corazón de la maestra, los niños aprovecharon su lápiz mágico para hacer un gran dibujo que devolvía cada uno de los lápices a su dueño. Finalmente, todos sonrieron y celebraron que cada uno podía usar y compartir su lápiz.

"Debemos aprender de esto," - dijo Don Portal, quien había estado observando todo desde un rincón. "Cada uno tiene su propia creatividad, y compartirla es lo más importante."

Desde entonces, el lápiz mágico fue utilizado para dibujar y crear juntos, transformando la escuela en un lugar donde la creatividad y la amistad prevalecían. Aprendieron que, aunque cada lápiz era especial, su verdadero poder venía de compartir y colaborar. Así, Lucas, Sofía y sus amigos hicieron de su escuela un lugar mágico y lleno de arte y diversión.

Y con el tiempo, el misterio del lápiz mágico se convirtió en una leyenda que inspiraría a futuras generaciones a crear juntos.

FIN.

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