El Misterio del Lápiz Perdido
Era un día soleado en el Colegio Arcoíris, y los alumnos estaban ansiosos por participar en el concurso de dibujo que se llevaría a cabo en la tarde. Entre ellos estaba Mateo, un pequeño con una gran pasión por el arte y un talento natural para dibujar. Sin embargo, a la mañana, mientras se preparaba, ¡su lápiz favorito había desaparecido!"¿Alguien ha visto mi lápiz? Es especial para mí, lo necesito para el concurso", exclamó Mateo angustiado.
Sus amigos, Lola y Julián, decidieron ayudarlo a resolver el misterio del lápiz perdido.
"No te preocupes, Mateo. ¡Nosotros seremos tus detectives!", dijo Lola con determinación.
Así, el trío se convirtió en el equipo de detectives del colegio. Comenzaron a interrogar a sus compañeros. Primero fueron al aula de ciencias.
"Lucía, ¿viste mi lápiz?", preguntó Mateo.
"No, pero vi a Tomás con algo interesante en la mano", respondió Lucía.
"Gracias, ¡vamos a buscar a Tomás entonces!", dijo Julián.
Cuando encontraron a Tomás en el patio, él estaba jugando a la pelota.
"Tomás, ¿tú tienes el lápiz de Mateo?", preguntó Lola.
"No, pero vi que Fiorella tenía un lápiz parecido justo antes de que empezara el concurso", dijo Tomás.
Intrigados, el equipo se dirigió a la biblioteca, donde encontraron a Fiorella.
"Fiorella, ¿te importaría mostrarnos tus lápices?", pidió Mateo, sintiendo que había una conexión.
"Claro, miren, tengo estos", respondió Fiorella, mientras mostraba su colección.
La vista era hermosa, pero no había rastro del lápiz de Mateo.
"Es frustante, pero no te desanimes, amigo", dijo Julián, tratando de alentar a Mateo.
De repente, Lola recordó algo.
"¡Espera! Mateo, ¿no dejaste tu lápiz en el salón de arte ayer?", sugirió.
"Es cierto, estaba ahí... ¡Vamos a mirar!", respondió Mateo mientras sus ojos brillaban de esperanza.
Cuando llegaron al salón de arte, la profesora de arte estaba organizando los materiales. Lola se acercó a ella.
"Señorita, ¿ha visto un lápiz rojo con dibujos de estrellas?", preguntó.
"Oh, claro, lo encontré en las mesas ayer. Está en la caja de objetos perdidos", dijo la profesora, sonriendo.
Los tres corrieron hacia la caja de objetos perdidos, donde encontraron el tan ansiado lápiz.
"¡Lo encontré! ¡Lo encontré!", gritó Mateo.
"Eres un gran detective, Mateo", dijo Julián.
"Y gracias a nosotros, el concurso está a salvo", añadió Lola.
Finalmente, Mateo logró usar su lápiz en el concurso. Su dibujo fue una hermosa representación de la amistad y la aventura que habían vivido juntos.
"Gracias a ustedes, pude participar. ¡Son los mejores amigos y detectives!", exclamó.
La historia no solo sirvió para que Mateo encontrara su lápiz, sino también para que aprendieran la importancia del trabajo en equipo y la amistad, convirtiendo un día preocupante en una gran aventura que nunca olvidarían.
Con el dibujo terminado, Mateo se sintió orgulloso. Los tres amigos celebraron no solo la llegada del concurso, sino el valor de la colaboración y la lealtad entre amigos.
FIN.