El Misterio del Lápiz Robado
En la Escuela Primaria Arco Iris, el sol brillaba y los alumnos estaban emocionados por el día de proyectos. Todos llevaban sus mejores materiales, pero entre risas y preparativos, ocurrió algo inesperado: Pedro, un niño tímido, se dio cuenta de que había perdido su lápiz favorito. Era largo, de color azul y con una estrella dorada en el extremo.
- “¡No puede ser! ” - exclamó Pedro, con la voz temblorosa. - “Ese lápiz era un regalo de mi abuela. ¡No lo puedo haber perdido! ”
Sus amigos, Ana, Tomás y Sofía, que estaban cerca, se acercaron para ayudarlo.
- “No te preocupes, Pedro. Vamos a encontrarlo” - dijo Ana, decidida. - “No puede estar muy lejos.”
Mientras todos buscaban por el aula, Sofía notó algo extraño.
- “Espera un momento... ¿no han visto al nuevo chico, Lucas? No estaba en clase esta mañana.”
Tomás se encogió de hombros.
- “Es verdad, no lo vi. Pero no lo culpes sin pruebas. Tal vez sólo esté distraído.”
Sin embargo, Pedro tenía una corazonada. Fue entonces que decidieron no solo buscar en el aula, sino también investigar si Lucas había estado en el recreo. Al salir, comenzaron a murmurar.
- “¿Y si Lucas fue quien se llevó mi lápiz? ” - pensó Pedro en voz alta.
- “No seamos tan apresurados, Pedro. Necesitamos pruebas” - dijo Ana, mientras observaba a Lucas desde lejos.
Cuando el recreo terminó, la maestra les pidió que regresaran a clase, pero antes de que entraran, Pedro hizo un descubrimiento inesperado. En el fondo del jardín de la escuela, entre las flores, encontró un lápiz azul.
- “¡Miren! ¡Es mi lápiz! ” - gritó Pedro, pero en ese momento, Lucas se acercó corriendo y se lo quedó mirando con tristeza.
- “Lo siento, Pedro. No quería que lo supieras de esta manera…” - dijo Lucas, con la cabeza agachada. - “Es que... lo vi tirado y pensé que estaba perdido. Quería dibujar algo y me lo llevé sin pensar.”
Todos los compañeros se miraron sorprendidos. Ana fue la primera en hablar.
- “Lucas, no está mal querer dibujar, pero no se llevan las cosas sin permiso. ¿Por qué no pediste prestado? ”
Lucas parpadeó y asintió, avergonzado.
- “Tenés razón, lo sentí. Quería hacer un dibujo de un dragón y me dejé llevar.”
Pedro, aunque frustrado, decidió que era mejor ser comprensivo.
- “Está bien, Lucas. Pero lo más importante es que tienes que devolverlo. Y, si quieres, podemos dibujar juntos.”
Los ojos de Lucas se iluminaron.
- “¡En serio? ¿Puedo? ” - preguntó con una gran sonrisa.
- “Claro, pero no me lo robes de nuevo, ¿vale? ” - bromeó Pedro, mientras les daba un codazo amistoso.
A partir de ese momento, Pedro y Lucas se volvieron muy buenos amigos. Decidieron organizar un club de dibujantes donde todos los chicos de la escuela podían participar, prestándose sus herramientas y compartiendo sus ideas.
El ladrón de lápices se volvió una anécdota graciosa y todos aprendieron la importancia de la amistad, la confianza y el pedir las cosas con respeto.
Así, el Lápiz Robado se convirtió en un símbolo de unión en la Escuela Primaria Arco Iris. Desde aquel día, nadie se llevó nada sin preguntar, y cada vez que alguien dibujaba, lo hacía con una sonrisa, recordando que la amistad era su mejor lápiz.
FIN.