El Misterio del Libro Brillante



Un día soleado, Lía y Benji decidieron explorar la antigua biblioteca del pueblo, un lugar lleno de historia y aventuras. Mientras caminaban entre estantes polvorientos, Lía se topó con un libro que brillaba con un resplandor dorado.

- “¡Mirá, Benji! ¿Viste eso? Este libro está brillando como si tuviera magia.”, exclamó Lía, con los ojos desorbitados por la curiosidad.

Benji se acercó y leyó la portada: “La Biblia”.

- “Nunca había visto un libro así. Deberíamos abrirlo”, sugirió Benji, emocionado.

Con un poco de esfuerzo, Lía logró abrir el libro, y un torbellino de luz dorada salió de sus páginas, rodeándolos completamente.

- “¿Qué está pasando? ”, gritó Benji, cubriéndose los ojos.

Cuando la luz se desvaneció, la biblioteca había desaparecido y se encontraron en un hermoso bosque lleno de árboles gigantes y un cielo azulado.

- “¿Estamos soñando? ”, preguntó Lía, mirando a su alrededor.

- “No sé, pero esto es increíble”, respondió Benji, admirando las flores brillantes que danzaban en el viento.

Decidieron explorar el bosque, y pronto se toparon con un grupo de animales parlantes.

- “¡Hola! Bienvenidos al Reino de las Historias. Ustedes han liberado el libro mágico”, dijo una serpiente que llevaba un sombrero de copa.

- “¿Un reino de historias? ¡Eso suena genial! ”, exclamó Lía, mientras Benji asentía emocionado.

Los animales les explicaron que cada historia del libro se había vuelto real, y ellos eran los nuevos guardianes. Sin embargo, había un problema: un villano llamado el Relojero había comenzado a robar las historias para usarlas en sus propios juegos de sombras.

- “¿Cómo podemos ayudar? ”, preguntó Benji.

- “Necesitamos conseguir tres fragmentos de historias que él ha robado. Cada fragmento se encuentra en un lugar diferente del bosque”, explicó la serpiente.

Decididos a ayudar, Lía y Benji se dividieron para buscar los fragmentos. Lía se adentró en un río colorido donde susurraban las historias de felicidad, mientras que Benji cruzó un puente ingrávido hacia un jardín donde las historias de valentía se cultivaban.

En el río, Lía conoció a una rana sabia que le entregó un fragmento brillante a cambio de escuchar su historia favorita sobre la amistad.

- “¡Esto es precioso! ”, dijo Lía, guardando el fragmento con cuidado.

Benji, por su parte, se enfrentó a un dragón amistoso que cuidaba un fragmento de valentía.

- “Solo lo entregaré si me haces prometer que nunca te rendirás, incluso en los momentos difíciles”, le dijo el dragón.

- “¡Lo prometo! ”, aseguró Benji, emocionado.

Finalmente, ambos se reunieron y volvieron con los fragmentos. Con la ayuda de los animales, se acercaron a la torre del Relojero.

- “¿Y ahora qué hacemos? ”, preguntó Lía, mirando hacia arriba, donde el Relojero vigilaba desde su ventana.

- “Debemos unir los fragmentos y crear una historia más poderosa que él”, respondió Benji, decidido.

Siguiendo las instrucciones de la serpiente, unieron los fragmentos en un gran libro que brilló intensamente. Cuando el Relojero descendió, se encontró con una historia brillante que lo absorbió, dejándolo atrapado en su propio juego, mientras la magia del bosque regresaba.

- “Lo logramos, Be! ”, gritó Lía, saltando de alegría.

- “¡Sí! Este lugar es nuestro ahora, y podemos vivir mil historias”, dijo Benji, sintiéndose como un verdadero héroe.

Al regresar al mundo real, el libro brilló una vez más y los envolvió, llevándolos de vuelta a la biblioteca.

- “¿Crees que todo esto haya sido real? ”, preguntó Lía, aún incrédula.

- “No lo sé, pero siempre recordaré la aventura. Vamos a volver pronto”, dijo Benji, mientras dejaban el libro brillante en su lugar en la estantería.

Y así, Lía y Benji aprendieron que las historias pueden ser poderosas y que, a veces, la verdadera magia radica en compartirla con otros.

FIN.

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