El misterio del Moustro



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, dos amigas llamadas Nicol y Abril. Eran inseparables y siempre estaban buscando aventuras emocionantes.

Un día, se enteraron de que iba a haber un campamento nocturno en su escuela, donde los estudiantes podrían pasar la noche jugando juegos divertidos y contando historias de terror. Las chicas estaban muy emocionadas por esta oportunidad y decidieron inscribirse de inmediato.

La noche del campamento finalmente llegó y las chicas llegaron a la escuela con sus mochilas llenas de golosinas y linternas. El campamento comenzó con actividades divertidas como búsqueda del tesoro y carreras de sacos.

Pero cuando llegó la hora de contar historias de terror, Nicol y Abril se sentaron junto al fuego ansiosas por escuchar algo espeluznante. Una niña mayor llamada Sofía se levantó para contar su historia. "Hace muchos años", comenzó Sofía, "en este mismo lugar existió un monstruo terrible conocido como El Moustro".

Las luces del campamento parpadearon misteriosamente mientras todos los niños miraban atentamente a Sofía. "Se decía que el Moustro solo aparecía durante las noches oscuras como esta", continuó Sofía.

"Y si alguien se encontraba cara a cara con él, quedarían atrapados en un sueño eterno". Nicol sintió un escalofrío recorriendo su espalda mientras miraba hacia el bosque cercano. Pero ella era valiente e intentó no prestarle mucha atención a la historia.

Después de que todas las historias terminaron, los niños fueron a sus carpas para dormir. Nicol y Abril se acostaron juntas en su carpa, pero estaban tan emocionadas que no podían conciliar el sueño. De repente, escucharon un ruido extraño proveniente del bosque.

Se asomaron por la ventana de la carpa y vieron una figura oscura moviéndose entre los árboles. Era el Moustro. Las chicas entraron en pánico y salieron corriendo hacia el director del campamento para contarle lo que habían visto.

Pero cuando llegaron al edificio principal, encontraron al director profundamente dormido junto a la chimenea. Decididas a resolver este misterio ellas mismas, Nicol y Abril buscaron pistas alrededor del campamento.

Encontraron huellas extrañas cerca de las carpas y siguieron el rastro hasta llegar a una cueva escondida. Con valentía, las chicas entraron en la cueva solo para descubrir que era el hogar de un oso grande y asustado que había estado vagando por el campamento durante la noche.

Nicol y Abril se dieron cuenta de que todos los sonidos extraños y las historias de terror eran simplemente malentendidos. El oso era inofensivo pero solo buscaba comida en los basureros del campamento.

Las chicas decidieron encontrar una solución pacífica para ayudar al oso a encontrar comida sin causar problemas en el campamento. Convencieron al director para construir un área especial con alimentos adecuados para el oso cerca del bosque.

A medida que pasaban los días, Nicol y Abril aprendieron sobre la importancia de no dejarse llevar por el miedo y de buscar soluciones pacíficas a los problemas. También aprendieron a no juzgar rápidamente a otros basándose en apariencias o rumores.

El campamento nocturno se convirtió en una experiencia inolvidable para Nicol y Abril, y siempre recordarían la noche en la que enfrentaron su miedo al Moustro y encontraron una amistad especial con un oso.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!