El misterio del nacimiento del mundo
Hace mucho, mucho tiempo, en un universo lleno de oscuridad y silencio, existía Ataguju, el dios creador. Desde su morada celestial, Ataguju observó el vacío y decidió que era hora de dar vida al mundo.
Con un gesto poderoso, Ataguju creó el cielo y la tierra. El cielo se pintó de azul, salpicado de brillantes estrellas, mientras que la tierra dio paso a montañas imponentes, valles exuberantes y vastos océanos.
Viendo su creación, Ataguju decidió que necesitaba habitantes para poblar el mundo. Con un toque divino, creó a los animales, cada uno único y especial a su manera.
Los pájaros llenaron el cielo con sus trinos alegres, los leones rugieron con valentía en la selva, y los peces nadaron con gracia en las aguas cristalinas. Pero Ataguju sabía que faltaba algo más. Decidió que era momento de crear a los seres más curiosos e ingeniosos: los humanos.
Con gran cuidado y amor, modeló a la primera pareja humana, dotándolos con sabiduría y la chispa de la vida. Al ver a los humanos, Ataguju les susurró al oído: "Hijos míos, han nacido para habitar este maravilloso mundo. Les brindo la tierra, el cielo y todos sus habitantes como regalo.
Cuídenlos y respétenlos, y juntos podrán vivir en armonía." Así, con la creación de los humanos, el mundo cobró vida, llenándose de aventuras, descubrimientos y momentos inolvidables.
FIN.