El misterio del panadero y la masa mágica
Había una vez un pequeño pueblo llamado Villa Panadera, donde el aroma del pan recién horneado llenaba cada rincón.
En este pueblo vivía el panadero, don Manuel, quien era conocido por hacer el pan más delicioso de todo el lugar. Un día soleado, mientras don Manuel preparaba la masa madre para hacer su famoso pan, algo inesperado sucedió: ¡la masa se escapó! Corrió y saltó por toda la panadería hasta llegar a un baulito que estaba en una esquina.
Don Manuel intentó abrirlo, pero se dio cuenta de que tenía un candado con cuatro cifras. No sabía qué hacer y comenzó a preocuparse.
Sin embargo, recordó que los niños de la clase de 4 años tenían una mascota muy especial: Lupita, una lupa mágica que podía ayudarlo a resolver cualquier problema. El panadero fue rápidamente a buscar ayuda a la escuela y explicó lo sucedido al maestro.
Los niños estaban emocionados y dispuestos a salvar el día. Juntos fueron a la panadería y Lupita tomó la lupa mágica para empezar a buscar pistas. Lupita se acercó al baulito y observó detenidamente las cerraduras.
Allí encontraron un papelito pegado con una pista: "La primera cifra es la suma de tus dedos". Todos los niños comenzaron a contar sus dedos en voz alta: "Uno... dos... tres... " Y así llegaron al número 5.
Con emoción en sus ojitos brillantes, Lupita movió el primer dial del candado hacia el número 5. ¡Se abrió! Pero aún faltaban tres dígitos más. Lupita continuó buscando pistas y encontraron otra nota debajo del baulito: "La segunda cifra es el doble de la primera".
Los niños se pusieron a pensar y recordaron que habían descubierto el número 5 antes. Rápidamente calcularon el doble de 5, que era 10. Lupita giró el segundo dial hacia el número 10 y nuevamente el candado cedió.
El panadero estaba cada vez más sorprendido por la astucia de los pequeños ayudantes. Pero aún quedaban dos dígitos por desbloquear. Lupita siguió explorando y vio una tercera pista en un estante cercano: "La tercera cifra es tu edad menos uno".
Los niños rápidamente gritaron sus edades: "¡Cuatro años!" exclamaron al unísono, mientras don Manuel sonreía orgulloso de su clase tan inteligente. Giraron el tercer dial hasta llegar al número 3.
Solo quedaba una cifra para abrir completamente el candado y rescatar la masa madre juguetona. Mientras todos pensaban en cómo resolverlo, Lupita notó algo brillante bajo la mesa: era un último papelito con una última pista. "La cuarta cifra está entre las dos primeras".
Los niños se miraron unos a otros, intentando descubrir qué podría significar esa pista misteriosa.
Después de algunos minutos de reflexión, uno de ellos dijo emocionado: "¡Es el número 7!"Con gran entusiasmo, movieron el último dial hacia la posición del número 7 y ¡el candado finalmente se abrió! La masa madre salió del baulito y todos celebraron con alegría.
Don Manuel estaba tan agradecido que invitó a los niños a su panadería para que aprendieran el arte de hacer pan. Desde ese día, los niños se convirtieron en ayudantes honorarios del panadero. Aprendieron sobre la importancia de seguir pistas, trabajar en equipo y nunca rendirse ante un desafío.
Y así, Villa Panadera continuó disfrutando del delicioso aroma del pan recién horneado gracias a la astucia y valentía de estos pequeños héroes.
FIN.