El misterio del Papá Cuadrado
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Rectángulo, un niño llamado Lucas. Lucas era un niño curioso, lleno de energía y siempre lleno de preguntas. Un día, mientras jugaba en el parque con su mejor amiga, Sofía, notó algo extraño.
-Lucas: "Mirá, Sofía. Ese hombre tiene la cara cuadrada".
-Sofía: "¿Qué? No puede ser. Las caras son redondas".
Intrigados, se acercaron al misterioso hombre que estaba sentado en un banco. Era un padre que estaba observando a sus hijos jugar.
-Lucas: "Hola, señor. ¿Por qué tiene la cara cuadrada?".
-Papá Cuadrado: "Hola, chicos. No tengo la cara cuadrada, ustedes la ven así. Soy papá de cuatro hermosos niños que siempre están llenos de energía, como ustedes".
Lucas y Sofía se miraron, sorprendidos. ¿Sería posible que el Papá Cuadrado era un papá de verdad?
-Papá Cuadrado: "¿Quieren conocer a mis hijos?".
-Sofía: "¡Sí!".
Los llevó a un rincón del parque donde sus cuatro hijos estaban jugando a la pelota. Cada niño parecía tener algo especial: Tomás, el más grande, era muy fuerte; Valentina, la del medio, era muy veloz; Nicolás era muy inteligente; y la pequeña Luna siempre estaba creando nuevas cosas con hojas y ramitas.
-Lucas: "¡Wow! Son increíbles, como superhéroes".
-Papá Cuadrado: "Así es. Cada uno tiene su propia habilidad especial".
Pero de repente, algo extraño sucedió. La pelota se escapó y se fue rodando hacia un camino donde había una zanja.
-Valentina: "¡No!".
-Tomás: "Yo voy, yo voy!".
Pero antes de que Tomás pudiera correr, Nicolás tuvo una idea brillante.
-Nicolás: "¡Espera! Vamos a trabajar juntos. Valentina, tú corre y detén la pelota. Tomás, tú empuja a Luna, y ella lanzará un palo para que la atrape".
-Luna: "¡Sí! Eso es genial".
Los cuatro se pusieron a trabajar en equipo y, después de un gran esfuerzo, lograron recuperar la pelota. Lucas y Sofía estaban maravillados por cómo los cuatro se apoyaban entre sí.
-Lucas: "¡Son como un equipo de superhéroes!".
-Sofía: "¿Puedo ser parte del equipo?".
-Papá Cuadrado sonrió. "Claro. En este equipo todos son bienvenidos, siempre y cuando colaboren".
Esa tarde, jugando junto a los cuatro hermanos, Lucas y Sofía aprendieron la importancia de la amistad, la colaboración y cómo cada persona, con sus habilidades únicas, puede formar un gran equipo.
Cuando llegó el momento de irse, Lucas y Sofía se despidieron de Papá Cuadrado y sus hijos.
-Papá Cuadrado: "Recuerden, chicos, la verdadera fuerza está en la unidad. No importa cuán diferentes sean, juntos pueden lograr lo que se propongan".
Con corazones llenos de emoción, Lucas y Sofía volvieron a casa, llevando consigo una gran lección: la amistad y el trabajo en equipo pueden hacer que cualquier desafío sea mucho más fácil de superar. Y nunca olvidaron al Papá Cuadrado que les enseñó a ver lo especial que tienen dentro de ellos.
FIN.