El Misterio del Parque Fantasía
Era un día soleado y brillante, perfecto para visitar el Parque Fantasía, un lugar repleto de juegos, música y risas. Pero, entre los niños y las familias, circulaba un rumor extraño sobre una antigua atracción llamada ‘La Casa de los Espejos’. Se decía que, al caer la tarde, los espejos podían mostrar cosas que no eran reales, y algunos aseguraban haber visto sombras moverse dentro de ellos.
María y su hermano, Lucas, estaban ansiosos por explorar todo lo que el parque tenía para ofrecer. Desde carritos chocones hasta montañas rusas, no había nada que no quisieran probar.
- “¿Vamos a la Casa de los Espejos? ” - sugirió Lucas con una mezcla de curiosidad y miedo.
- “No sé, dicen que es un lugar raro...” - respondió María, un poco inquieta.
Pero la curiosidad pudo más que el miedo, y después de un rato decidieron que tenían que comprobarlo. Se dirigieron hacia el área donde se encontraba la atracción, con pasos un poco titubeantes. Al acercarse, notaron que era una estructura antigua, con paredes de madera pintadas de colores vibrantes pero desgastados.
- “Mirá esos espejos. Se ven un poco... extraños.” - comentó María, observando cómo reflejaban su imagen de maneras distorsionadas.
Entraron a la Casa de los Espejos, todo parecía en silencio. Al principio sólo veían su propia imagen, pero de repente, un espejo se iluminó con un brillo tenue.
- “¿Ves eso? ” - preguntó Lucas emocionado.
Mientras se acercaban, las imágenes en el espejo comenzaron a cobrar vida. Un dragón de cristal apareció, girando y rodeándolos.
- “¡Ayuda! ” - gritó María entre risas, pero a la vez asustada.
El dragón, en vez de ser aterrador, parecía más juguetón que maligno.
- “No tengan miedo, soy Drac, el guardián de esta casa. Solo quiero jugar. ¿Quieren un reto? ” - rugió el dragón mientras volaba alrededor de ellos, haciendo eco en el oscuro pasillo.
- “¡Sí! ” - dijeron los dos al unísono, sintiendo que la aventura estaba comenzando.
Drac los llevó a un juego en el que debían encontrar los espejos mágicos. Cada espejo revelaba un secreto o un desafío, y entre risas y trucos, forjaron un lazo especial con el dragón.
- “¿Quieren saber por qué estoy aquí, en vez de ser solo una sombra? ” - preguntó Drac, mientras hacía que los espejos reflejaran historias de valor y amistad.
María y Lucas lo miraron curiosos.
- “¡Cuéntanos! ” - pidieron al unísono.
- “Cada niño que entra aquí puede elegir entre dejarse llevar por el miedo o enfrentar los desafíos. Yo solía ser una sombra, pero ahora soy un protector porque decidí ser valiente. Ser valiente no significa no tener miedo, sino actuar a pesar de él.”
La enseñanza de Drac resonó en sus corazones. Así, uno a uno fueron enfrentando los desafíos del juego: atravesaron túneles oscuros, recabaron valiosos tesoros ocultos entre los espejos y, sobre todo, aprendieron el valor de la complicidad y la amistad en cada nueva aventura.
Finalmente, después de superar todos los retos, Drac les sonrió satisfecho.
- “¡Lo han logrado! Ustedes son valientes. No olviden que en cada desafío hay una lección. Volveré a estar aquí, pero sólo para aquellos que deseen jugar y aprender.”
Con esas palabras, Drac se desvaneció en un destello brillante, dejando a María y Lucas con una sensación de logro y felicidad. Al salir de la atracción, el sol comenzaba a ponerse. El parque se llenaba de luces brillantes y risas, pero ellos sabían que llevaban consigo una valiosa lección.
- “¿Viste? No era tan aterrador después de todo” - dijo Lucas sonriendo.
- “No, ¡fue increíble! Y aprendimos a ser valientes.” - respondió María, y juntos se unieron a la fiesta del parque, listos para enfrentar nuevas aventuras.
FIN.