El misterio del Parque Gasset


Había una vez en Ciudad Real, un hermoso parque llamado Parque Gasset. Este parque tenía una peculiaridad: estaba habitado por el fantasma Jorge, un espíritu amigable que se encargaba de cuidar a los visitantes y hacerles pasar momentos divertidos.

En el Instituto Atenea, dirigido por el Jefe de Estudios Alfredo, había un grupo de alumnas muy especiales. Entre ellas se encontraba Cristina, una niña inteligente y curiosa que siempre buscaba aprender cosas nuevas.

Un día, la bruja Ana apareció en el parque y decidió jugarle una mala pasada a las alumnas del Instituto Atenea.

Usando su magia malvada, hizo desaparecer todas las prácticas de final de curso de Natalia, Noelia, Laura Nuñez, Carla Chocolate Blanco, Lucía, Mariete e Imán. Cuando Cristina se enteró de lo ocurrido, decidió buscar ayuda en el fantasma Jorge. Juntos idearon un plan para encontrar las prácticas perdidas antes de la graduación.

Cristina reunió a todas sus compañeras y les explicó lo sucedido. Aunque estaban tristes por perder sus prácticas tan esperadas, decidieron apoyarse mutuamente y embarcarse en esta aventura para encontrarlas.

Con la guía del fantasma Jorge y la valentía de las alumnas del Instituto Atenea emprendieron una búsqueda emocionante por todo el Parque Gasset. Recorrieron cada rincón del parque: los jardines floridos con sus mariposas multicolores; los senderos llenos de árboles frondosos donde cantaban los pájaros; y el lago sereno donde nadaban los patitos.

Pero no fue hasta que llegaron a la fuente del parque que encontraron una pista importante. En un papelito flotando en el agua, decía: "Las prácticas están escondidas en el lugar donde nacen las estrellas".

Las alumnas se miraron confundidas, pero Cristina tuvo una idea brillante. Recordó que cerca del parque había un observatorio astronómico llamado Laura Galán. Convenció a sus amigas de visitarlo y allí encontraron las prácticas perdidas.

Laura Galán, la astrónoma encargada del observatorio, les explicó que las prácticas habían sido llevadas por accidente al observatorio debido a un error logístico. Las chicas se alegraron muchísimo y le agradecieron su ayuda. Finalmente, llegó el día de la graduación.

Las alumnas del Instituto Atenea recibieron sus diplomas con orgullo y felicidad. Cristina dio un emotivo discurso sobre la importancia de trabajar en equipo y nunca rendirse frente a los desafíos.

El Jefe de Estudios Alfredo reconoció el esfuerzo de todas las alumnas y aplaudió su valentía para enfrentar los obstáculos. El fantasma Jorge también estuvo presente en la ceremonia, invisiblemente entre los invitados, feliz por haber podido ayudar a estas niñas tan especiales.

Y así, gracias al espíritu aventurero de Cristina y la magia bondadosa del fantasma Jorge, las alumnas del Instituto Atenea aprendieron una valiosa lección: que siempre hay soluciones para los problemas, y que juntas pueden lograr cualquier cosa.

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