El Misterio del Pilar en el Río Ebro



En una pequeña ciudad a orillas del río Ebro, un grupo de amigos pasaban sus días explorando la naturaleza y viviendo aventuras. Sofía, Lucas, y Mateo eran inseparables. Había llegado el 12 de octubre y la ciudad se preparaba para celebrar la fiesta en honor a un antiguo monumento que todos conocían: el Pilar.

"¿Sabían que el Pilar tiene un secreto?" - preguntó Sofía, con sus ojos brillando de emoción.

"¿Qué secreto?" - inquirió Mateo, intrigado.

"Dicen que si te acercás al Pilar con un corazón puro, algo especial ocurre" - respondió Lucas, recordando lo que su abuela le había contado.

Decididos a descubrir la verdad, los amigos planearon una excursión hasta el Pilar. Al llegar, notaron que había mucha más gente de lo habitual. "¿Por qué hay tanta gente?" - preguntó Mateo, algo confundido.

"Es por la fiesta, se celebran bailes, canciones y cuentos!" - exclamó una anciana que estaba ahí.

"¿Cuentos?" - preguntó Sofía, curiosa.

La anciana sonrió "Sí, los cuentos de los antiguos. Ven, unánse a nosotros. Los niños deberían conocer la historia de su tierra".

Los tres amigos se acomodaron cerca de un fogón, donde un narrador comenzó a contar la leyenda del Pilar, que había sido construido por un grupo de valientes exploradores en tiempos antiguos. Pero, de repente, una nube oscura se formó sobre el río, y todos miraron hacia el cielo.

"¡Es un aviso!" - gritó Lucas, "Algo está por suceder!".

Entusiasmados, decidieron que era el momento perfecto para acercarse al Pilar. "Dejemos que el misterio nos lleve" - dijo Sofía.

Mientras caminaban hacia el Pilar, notaron que el agua del río comenzaba a brillar. "¿Están viendo esto?" - exclamó Mateo, asombrado.

"¡Sí! ¡Es mágico!" - respondió Lucas, con la boca abierta.

Al llegar al Pilar, un sospiro profundo resonó en el aire. "¿Escucharon eso?" - sugirió Sofía, un poco temerosa.

Cuando tocaron el Pilar, sintieron una energía que los llenó de alegría. De repente, una figura apareció ante ellos: era un espíritu del río.

"Los he estado esperando" - dijo el espíritu, con una voz suave y profunda. "Hoy, ustedes son los elegidos para aprender sobre la unidad y el respeto de la naturaleza".

"¿Pero cómo?" - preguntó Mateo, entusiasmado.

"A través de las decisiones que tomen hoy. Deben encontrar tres piezas que representan unión, amor y respeto. Juntas formarán el verdadero significado del Pilar" - explicó el espíritu, antes de desvanecerse.

Los amigos se miraron entre sí, emocionados ante la misión que tenían por delante. Comenzaron a explorar el área, buscando las tres piezas. En su búsqueda, se dieron cuenta de que cada pieza estaba vinculada a acciones que tendían a ayudar a otros y cuidar la naturaleza.

La primera pieza la encontraron en un árbol que se inclinaba por la falta de agua. Con esfuerzo, ayudaron a que rescatara su fuerza. "¡La unidad es ayudar a otros!" - gritó Sofía, al darse cuenta de que habían encontrado la primera pieza de su misión.

La segunda pieza se encontraba junto a un grupo de animales que habían perdido su hogar. Con mucho cuidado, construyeron un refugio. "El amor es cuidar de los que dependen de nosotros" - dijo Lucas, sonriendo al ver cómo los animales se acomodaban en su nuevo hogar.

Finalmente, la tercera pieza se localizó entre los residuos que había dejado un picnic desconsiderado. "¡Hay que limpiar!" - exclamó Mateo, llevando a sus amigos a recoger cada uno de los desechos. "El respeto hacia la naturaleza empieza con cada uno de nosotros".

Cuando juntaron las tres piezas, las colocaron juntas en el Pilar. Una luz brillante envolvió el lugar, y el espíritu del río apareció de nuevo, "Han aprendido bien. Recuerden siempre la importancia de cuidar y querer lo que les rodea. Esta lección es el verdadero legado del Pilar".

Con corazones llenos de alegría y el espíritu del Pilar en sus mentes, los amigos regresaron a casa, decididos a compartir su experiencia con todos. Juntos, siguieron cuidando de su entorno y recordando la magia de esa noche.

Desde ese día, el Pilar no fue solo un monumento, sino un símbolo de unidad, amor y respeto en sus corazones. Y así, cada 12 de octubre, no solo celebraban la fiesta, sino que renovaban su promesa de cuidar su tierra y ser amigos para siempre.

Fin.

FIN.

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