El misterio del río Jejui



En un caluroso día de verano, Julián y Sofía decidieron aventurarse a la orilla del río Jejui en San Pedro, Argentina. Armados con sus cañas de pescar y canastas, estaban listos para buscar tesoros en la orilla.

"Hoy vamos a atrapar un montón de peces, ¡ya verás!" dijo Julián emocionado.

"¡Sí! Ojalá encontremos también algún fósil o un animal interesante" añadió Sofía, con sus ojos brillantes de curiosidad.

Mientras exploraban, se alejaron un poco de la orilla, distraídos por la belleza del paisaje. Las mariposas danzaban entre las flores, y el canto de los pájaros llenaba el aire. Pero cuando decidieron volver, lo que encontraron les llenó de miedo:

"¡No sé por dónde vinimos!" exclamó Sofía, mirando a su alrededor con pánico.

"¡Tranquila! Debemos quedarnos juntos y buscar un camino. Sigamos el río hacia abajo," sugirió Julián, tratando de sonar valiente.

Así que comenzaron a caminar a lo largo de la orilla. Después de un rato, de pronto escucharon risas a lo lejos. Siguiendo el sonido, se encontraron con un grupo de niños jugando en un claro del bosque.

"¡Hola!" gritaron Julián y Sofía al unísono.

Los niños, que parecían un poco desaliñados pero alegres, los miraron con curiosidad. Uno de ellos, un chico de unos doce años que parecía ser el líder, se acercó.

"¿Quiénes son ustedes?" preguntó con una sonrisa.

"¡Nos perdimos!" respondió Sofía, asustada.

"¿Cómo es eso posible?" interrogó otro niño.

"Estamos buscando el camino de regreso a casa" admitió Julián.

Los niños se miraron entre sí y luego el líder se presentó:

"Yo soy Tomás, y ellos son mis amigos. También estuvimos perdidos aquí hace años y decidimos quedarnos a vivir en el bosque. Es un lugar mágico."

Sofía y Julián no podían creer lo que escuchaban.

"¿Pero por qué no volvieron a casa?" preguntó Sofía, sorprendida.

"Al principio fue un accidente, pero después decidimos que preferíamos vivir aquí para siempre. Nos hemos convertido en adultos y hemos aprendido a cuidar el bosque," explicó Tomás.

Los nuevos amigos entonces les mostraron a Julián y Sofía cómo vivir en armonía con la naturaleza. Jugaron, construyeron un refugio con ramas y aprendieron sobre las plantas y los animales. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, Sofía y Julián comenzaron a sentir nostalgia por sus familias.

"Nos encantaría quedarnos, pero extrañamos a nuestros seres queridos," dijo Julián un día, mirando a sus nuevos amigos.

Tomás asintió, entendiendo sus sentimientos.

"Lo sé. Es fácil perderse en el bosque y olvidar el camino a casa, pero nunca debes dejar de buscarlo. Aquí aprenderás muchas cosas, pero la familia es lo más importante," les respondió Tomás.

Sofía y Julián decidieron que era hora de regresar. Con determinación, comenzaron a seguir el sonido del río de vuelta a casa.

"Gracias por todo," dijo Sofía mientras se despedían.

"¡Vuelvan a visitarnos!" gritó uno de los amigos mientras se alejaban.

Finalmente, después de muchas horas de caminata y con pequeñas pistas que fueron encontrando, llegaron a la orilla familiar del río Jejui.

"¡Estamos en casa!" gritó Julián, lleno de alegría.

"Y podemos contarles a todos sobre nuestra aventura y sobre Tomás y los demás," añadió Sofía con una sonrisa.

Y así,. Julián y Sofía aprendieron la importancia de la familia y la naturaleza, y aunque vivieron muchas aventuras, siempre recordarían a sus amigos del bosque y las valiosas lecciones que aprendieron junto a ellos.

FIN.

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