El misterio del río plateado



Era un hermoso sábado por la mañana cuando Tomás se despertó emocionado. Era el día de pesca con su abuelo, una de sus actividades favoritas. Junto a su abuelo, Don Ramón, Tomás aprendió a pescar desde muy pequeño.

Salieron temprano rumbo al río plateado, un lugar misterioso y legendario. Al llegar, Tomás y su abuelo se dispusieron a lanzar sus anzuelos al agua.

Mientras esperaban, Don Ramón le contaba a Tomás las historias de los extraños peces plateados que habitaban en ese río mágico. -Abuelo, ¿existirán de verdad esos peces plateados? -preguntó Tomás con curiosidad. -Solo el que conserve la paciencia y la esperanza podrá descubrirlo, Tomás -respondió Don Ramón con una sonrisa.

De repente, algo comenzó a jalar fuertemente el anzuelo de Tomás. Con esfuerzo, logró sacar del agua un pez reluciente y plateado. Era increíble, era real. Mientras Tomás observaba maravillado el pez en sus manos, un destello misterioso lo deslumbró. Era un colgante plateado con inscripciones antiguas.

Don Ramón reconoció el colgante al instante y le contó a Tomás la mística historia del río plateado y la importancia de proteger su magia.

Al regresar a casa, Tomás comprendió que la verdadera riqueza del río no estaba en los peces, sino en su misteriosa magia. Desde ese día, Tomás cuidó con amor el río plateado, convirtiéndose en su guardián. Y aunque nunca más volvió a pescar un pez plateado, sabía que la magia del río estaba siempre presente.

FIN.

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