El Misterio del Shopping Perdido



Era un día soleado y calido en la ciudad. Julián, un niñito de siete años con un gran amor por la aventura, iba de compras con su mamá al shopping más grande del barrio. Caminaba encantado, observando las vidrieras llenas de juguetes, ropa colorida y dulces. De repente, se encontró maravillado ante una tienda de videojuegos.

"¡Mamá, mirá eso!" - exclamó, apuntando a una pantalla enorme donde se veía el juego más nuevo. Su mamá, con una sonrisa, lo llevó junto a ella.

Mientras compraban, Julián se distrajo por completo. De pronto, se dio cuenta de que su mamá había desaparecido.

"Mamá, ¿dónde estás?" - gritó, con un nudo en el estómago. Se sintió pequeño entre la multitud.

Decidió no entrar en pánico. Recordó las palabras que su mamá siempre le decía:

"Si te pierdes, quédate donde estás y espera que venga a buscarte". Pero la curiosidad de Julián era más fuerte. Así que decidió buscarla, convencido de que la encontraría rápidamente.

Comenzó a caminar por el shopping, mirando los letreros y escuchando las risas de otros niños. Pasó por el área de juegos, donde un grupo de chicos jugaba con bolitas de colores.

"¡Hola!" - dijo Julián. "¿vieron a mi mamá?"

"No, pero si quieres jugar, podemos ayudarte a buscarla", le respondió una niña llamada Ana.

"¡Sí!" - dijo Julián emocionado. Juntos comenzaron a buscar, preguntándole a otros niños y también a los vendedores de las tiendas.

Tras un rato de búsqueda, se sintió un poco cansado. Se dio cuenta de que había pasado por varias tiendas sin encontrar a su mamá, y eso le generó más preocupación. Sin embargo, no se iba a rendir. Así que recordó algo importante:

"¡Esperen! ¡Tengo una idea!" - gritó.

"¿Cuál?" - preguntó Ana, intrigada.

"Podemos visitar el área de información. Ahí siempre saben donde están los adultos".

Los tres amigos corrieron hacia el mostrador de información. Julián se acercó a la mujer detrás del mostrador.

"¡Hola! Estoy perdido. No encuentro a mi mamá".

"No te preocupes, pequeño. Vamos a ayudarte. ¿Puedes decirme su nombre?"

"¡Sofía!" - respondió, esperanzado.

La mujer sonrió y comenzó a hacer algunas llamadas. Mientras esperaban, Julián y sus nuevos amigos charlaron.

"¿Te gusta jugar videojuegos?" - le preguntó una de las chicas.

"¡Sí! Mi juego favorito es de aventuras con monstruos". - Julián se animó y empezó a contarles sobre sus personajes favoritos.

Finalmente, la mujer le dijo:

"Julián, tu mamá está en la tienda de juguetes, buscándote. ¡Vamos!"

Los tres amigos se sintieron aliviados. Siguieron a la mujer hasta la juguetería donde al llegar, Julián vio a su mamá mirándolo preocupada.

"¡Mamá!" - corrió hacia ella, finalmente aliviado.

"¡Julián! ¡Estaba tan preocupada!" - Sofía lo abrazó fuertemente.

Julián le contó todo lo que había pasado, incluido cómo hizo nuevos amigos y cómo juntos la habían buscado.

"Hiciste un gran trabajo al no entrar en pánico, pero la próxima vez, no te alejes tanto de mí, ¿sí?" - dijo su mamá.

"Prometo que no lo haré" - respondió Julián, mientras sonreía a sus amigos.

Ana y su amigo despidieron a Julián y su mamá, y el niñito se sintió muy feliz de haber podido encontrarla y de haber aprendido lo importante que es mantenerse calmado y buscar ayuda.

"Hasta la próxima, Julián" - dijeron sus nuevos amigos.

Desde entonces, Julián siempre recordó su día de aventuras en el shopping y lo valioso que es contar con amigos en momentos difíciles. Aprendió también a escuchar siempre a su mamá y a no separarse tanto. Pero, sobre todo, entendió que a veces, las aventuras pueden suceder en los momentos más inesperados.

FIN.

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