El misterio del sótano


Había una vez un niño llamado Alcides, quien era muy curioso y siempre estaba en busca de aventuras. Un día, mientras exploraba el sótano de su casa, encontró una puerta secreta que lo llevó a una misteriosa habitación.

Al entrar en la habitación, Alcides se dio cuenta de que estaba atrapado. Las paredes estaban cubiertas de extraños símbolos y había cuatro puertas cerradas con candados. Pero justo en ese momento, apareció un simpático duende llamado Pancho.

- ¡Hola, Alcides! Veo que has encontrado mi habitación secreta -dijo Pancho con una sonrisa-. Pero para salir de aquí, debes resolver los 4 asertijos que he preparado para ti. Alcides estaba emocionado por el desafío y aceptó sin dudar.

Pancho le explicó las reglas: cada puerta tenía un número del 1 al 4 y detrás de cada número había un asertijo que debía resolver correctamente para abrir la siguiente puerta. - Listo para comenzar -dijo Pancho-.

Detrás del número 1 encontrarás tu primer desafío:"Si me nombras, desaparezco; si me tocas, me quedo contigo". Alcides pensó durante unos minutos y luego exclamó: "¡La oscuridad!".

El candado se abrió mágicamente y la puerta se abrió revelando el siguiente reto. Pancho rió contento mientras decía: "¡Muy bien! Ahora veamos si puedes resolver este acertijo detrás del número 2:"Es alto como una montaña, y frágil como un cristal, si lo das, lo tienes, y si lo tomas, se va".

Alcides reflexionó un poco más y luego dijo: "¡La confianza!". El segundo candado se abrió y Alcides pasó a la siguiente puerta.

Detrás del número 3, el asertijo decía:"Es pequeño como una semilla, pero puede crecer sin medida, esconde secretos en su interiory puede abrir cualquier cerradura". Alcides pensó rápidamente y exclamó: "¡Una clave!" El tercer candado se abrió revelando la última puerta.

Por último, detrás del número 4, el acertijo decía:"Tiene hojas pero no es un árbol, tiene tinta pero no es una pluma, puede contar historias sin finy te transporta a lugares lejanos". Alcides sonrió mientras respondía emocionado: "¡Un libro!". El último candado cedió ante sus palabras y la puerta finalmente se abrió. Pancho aplaudió entusiasmado.

- ¡Felicidades, Alcides! Has resuelto todos los asertijos y has demostrado tu inteligencia y astucia. Ahora eres libre de salir de esta habitación mágica. Alcides salió victorioso de la habitación secreta junto con Pancho.

Aprendió que nunca debía subestimar su propia capacidad para resolver problemas. Desde ese día en adelante, Alcides siempre buscaba desafíos que pusieran a prueba su ingenio y nunca dejaba de sorprenderse con las respuestas que encontraba dentro de sí mismo.

Y así, Alcides continuó viviendo aventuras emocionantes, siempre dispuesto a enfrentar nuevos retos y desafíos con una sonrisa en su rostro y confianza en su corazón.

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