El misterio del submarino



Era un día soleado y el Capitán Pees, un valiente buscador de barcos hundidos, navegaba en su velero tranquilo. Las olas hacían olas y el viento soplaba suavemente. De repente, divisó un punto oscuro a lo lejos.

- ¿Qué será eso? - se preguntó el capitán mientras acercaba su velero.

Pees se acercó al lugar y descubrió que era un viejo submarino.

- ¡Guau, un submarino! - exclamó emocionado. Pero algo no parecía estar bien. Las ventanas del submarino estaban oscuras y no había ruido dentro.

Decidió investigar. Cuando llegó al submarino, notó que la puerta estaba entreabierta.

- Tal vez debería entrar - pensó - aunque podría ser peligroso.

Pero su curiosidad pudo más que su miedo, así que entró. El interior estaba vacío, pero había un mapa antiguo en el suelo.

- ¡Mira esto! - dijo Pees para sí mismo. Al examinarlo, vio que el mapa tenía unos dibujos de tesoros y un gran X que marcaba un lugar misterioso.

- Esto es una pista, ¡hay un tesoro escondido! - decidió el capitán.

De repente, escuchó un ruido detrás de él. Se dio vuelta y vio a un gato negro que saltó sobre una mesa.

- ¡Hola, amigo! - dijo el capitán, riendo. - ¿Eres el guardián del submarino?

El gato lo miró y parecía muy curioso, como si supiera algo. Pees se dio cuenta de que el gato estaba señalando con su pata.

- ¿Qué estás tratando de decirme? - le preguntó Pees.

Siguiendo al gato, Pees descubrió una trampa en el suelo. Había una palanca que, al jalarla, abrió una pequeña puerta secreta.

- ¡Increíble! - gritó Pees, mientras el gato lo seguía a su lado.

Dentro de la habitación secreta, había cofres llenos de monedas de oro y joyas brillantes.

- ¡Por fin el tesoro! - exclamó emocionado. Pero el gato maulló fuertemente, como si quisiera advertirle.

Pees miró alrededor y vio que un grupo de piratas estaba asomando desde el otro extremo del submarino.

- ¡Rápido, gato! - dijo el capitán, tratando de pensar en un plan.

El gato, ágil y veloz, saltó de la habitación y salió corriendo. Pees lo siguió.

- Debemos salir de aquí antes de que nos atrapen - le dijo a su nuevo amigo.

Lograron salir del submarino justo cuando los piratas entraron.

- ¡Hacia el velero! - ordenó Pees, y ambos corrieron hacia su barco.

Una vez a salvo en su velero, el capitán se dio cuenta de que el gato lo había ayudado a escapar.

- ¡Eres un gran compañero! - le dijo Pees mientras acariciaba al gato.

El gato miró al capitán y pareció sonreír, aunque no se podía saber si era solo la imaginación de Pees.

Juntos, zarparon hacia nuevas aventuras, prometiendo que siempre estarían listos para resolver cualquier misterio que se les presentara en el mar.

Desde ese día, el Capitán Pees y su amigo el gato vivieron muchas más aventuras, buscando tesoros y desventuras, pero siempre juntos. Y así aprendieron que la amistad y la valentía pueden ayudar a resolver hasta los misterios más grandes.

FIN.

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