El Misterio del Terreno Medido
Una mañana soleada, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, un grupo de topógrafos llegó a un terreno peculiar. Era un lugar donde la hierba crecía verde y frondosa, y donde un arroyo cristalino susurraba a su paso.
"¡Miren este lugar!" - exclamó Lucas, el joven líder del equipo, mientras desenrollaba el plano del terreno. "Parece que hay algo especial aquí."
"¿Por qué lo decís, Lucas?" - preguntó Sofía, con su pelo rizado brillando bajo el sol. "Es solo un terreno normal."
"No estoy tan seguro. He oído historias de este lugar. Se dice que es mágico."
Los demás se rieron.
"¿Mágico? Claro, y yo soy un unicornio" - dijo Martín, el bromista del grupo.
Sin embargo, mientras comenzaban a tomar medidas, un suave brillo apareció en el arroyo. Sofía, movida por la curiosidad, se acercó al agua.
"¡Chicos! Miren esto. ¡El agua brilla!" - gritó emocionada.
"¿Qué será?" - se preguntó Emma, la más soñadora del grupo, mientras se inclinaba para ver más de cerca.
Al tocar el agua, una suave voz emergió del arroyo.
"¡Ayúdame!" - llamó la voz, que resultó ser la de una pequeña hada, atrapada entre las piedras.
"¿Eres un hada?" - preguntó Lucas, muy sorprendido.
"Sí, soy Lira. Mi hogar está en este arroyo, pero unas piedras me han atrapado. Si me liberan, les mostraré los secretos mágicos de este terreno."
Los topógrafos, intrigados y emocionados, decidieron ayudarla. Usaron herramientas y trabajo en equipo.
"¡Vamos! Con el pico aquí y la pala allá, podemos sacarte de ahí!" - dijo Martín mientras giraba su pala con determinación.
Finalmente, con un gran esfuerzo, lograron liberar a Lira. La pequeña hada brilló intensamente y luego se posó suavemente sobre una hoja.
"¡Gracias, amigos!" - dijo Lira, con una voz melodiosa. "Como prometí, ahora les mostraré el secreto del terreno."
De repente, el suelo comenzó a vibrar y pequeñas flores de colores comenzaron a brotar en todas partes.
"¡Miren!" - exclamó Sofía, asombrada.
Lira sonrió.
"Este terreno tiene un poder especial. Si cuidan de él, les traerá buena suerte a todos en el pueblo."
"¿Y cómo podemos protegerlo?" - preguntó Emma.
"Haciendo que todos en el pueblo se enamoren de este lugar. Organizando picnics, juegos y cuentos alrededor del arroyo. El amor lo cuidará."
Los topógrafos pasaron el resto del día midiendo el terreno, pero también hicieron planes para una gran fiesta en la que todos podrían conocer la magia del arroyo.
Al regresar al pueblo, reunieron a todos los habitantes y les contaron sobre Lira y el mágico arroyo. Pronto, se organizó el evento.
"¡Venid todos a conocer el arroyo mágico!" - anunció Sofía, emocionada.
Ese día, el pueblo se llenó de risas, juegos y del sonido del agua fluyendo. Todos se unieron para cuidar de aquel sitio especial.
Con el paso del tiempo, el lugar se convirtió en un punto de encuentro. Lira, quien visitaba a sus nuevos amigos a menudo, les recordó la importancia de cuidar de la naturaleza y de apreciar la magia que nos rodea.
"Gracias por ayudarnos, Lira. Prometemos cuidar siempre de este lugar" - prometió Lucas mientras todos sonreían.
Y así, el pueblo aprendió que a veces las cosas más simples pueden tener un poder increíble, solo si sabemos mirarlas con el corazón. Y en cada medida que tomaban en aquel terreno, se llenaban de magia y amistad.
Desde aquel día, los topógrafos no solo midieron terrenos, sino que construyeron lazos entre la comunidad y la naturaleza, y siempre recordaron su encuentro mágico con Lira el hada.
FIN.