El misterio del tesoro quechua



Había una vez en Quillacollo, un pequeño pueblo rodeado de montañas donde vivían Juanito y Martina, dos hermanos muy curiosos y aventureros.

Un día, mientras jugaban en una zona en construcción cerca de la ciudad, tropezaron con algo que brillaba entre la tierra. - ¡Mira Martina, es un collar dorado! -exclamó Juanito emocionado. Martina lo miró con asombro y juntos empezaron a desenterrar el objeto con cuidado.

Para su sorpresa, no era solo un collar dorado, sino también una vasija antigua decorada con símbolos que ellos no reconocían. - ¿Qué crees que sea esto? -preguntó Martina intrigada. - No lo sé, pero parece muy antiguo. Deberíamos llevarlo a la escuela para mostrarle a la maestra -respondió Juanito.

Al día siguiente, llevaron el tesoro arqueológico a la escuela y se encontraron con la maestra Rosa, quien era muy sabia y conocía mucho sobre la historia del pueblo.

La maestra examinó el collar y la vasija detenidamente antes de decirles:- Esto es un tesoro quechua muy antiguo. Estoy segura de que si investigamos más podríamos descubrir algo increíble sobre nuestra historia.

Juanito y Martina estaban emocionados por esta revelación y decidieron investigar más sobre los objetos misteriosos que habían encontrado. Con la ayuda de sus amigos de la escuela formaron un equipo arqueológico infantil y comenzaron a excavar en el lugar donde habían encontrado el tesoro.

Día tras día excavaban con entusiasmo, descubriendo más piezas antiguas como cerámicas decoradas, textiles coloridos y herramientas de piedra. Cada hallazgo los acercaba más al pasado misterioso de su pueblo. Una tarde, mientras removían tierra en busca de nuevas pistas, encontraron un mapa grabado en una placa de metal.

El mapa mostraba rutas hacia las montañas cercanas donde se encontraba una cueva secreta. - ¡Debemos ir allí! -dijo Juanito emocionado-. Quizás encontraremos respuestas sobre quiénes eran los antiguos habitantes de Quillacollo.

Sin dudarlo, el equipo arqueológico infantil se adentró en las montañas siguiendo las indicaciones del mapa hasta llegar a una cueva oculta detrás de una cascada. Al entrar en ella descubrieron pinturas rupestres que narraban historias ancestrales sobre dioses andinos y héroes legendarios.

- ¡Es increíble! -susurró Martina maravillada por lo que veía-. Nunca imaginé que nuestro pueblo tuviera tanta historia guardada en sus montañas.

El equipo arqueológico decidió compartir sus descubrimientos con toda la comunidad de Quillacollo organizando una exposición en la plaza principal. La gente quedó fascinada al ver las piezas antiguas y escuchar las historias detrás de cada hallazgo.

Desde ese día, Juanito y Martina se convirtieron en héroes locales por su valentía e ingenio al desenterrar el tesoro arqueológico quechua perdido en el tiempo. Su aventura les enseñó a valorar su patrimonio cultural e inspiró a otros niños a explorar su pasado para construir un futuro lleno de orgullo por sus raíces.

FIN.

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