El Misterio del Zoológico Loco
En el colorido Zoológico Loco, vivían muchos animales curiosos, pero entre todos, cinco eran los mejores amigos: la mulita Florecita, el yacaré Loki, el zorro Owachx, el yacaré Mantibool y el lobito de río Pepe.
Un día soleado, Florecita, con su pelaje brillante, se acercó a sus amigos y dijo:
"¡Chicos, hay algo raro en el zoológico! He escuchado rumores de que algunas de nuestras frutas y verduras están desapareciendo."
Loki, el yacaré que siempre tenía una risita pícara, se estiró y contestó:
"¿Desapareciendo? Eso suena a un misterio que debemos resolver. ¿Vamos a investigar?"
Owachx, el zorro astuto, movió su cola emocionado:
"¡Sí! ¡Podría ser un ladrón de comida! ¡Contemos nuestras pistas!"
Mantibool, el yacaré más grande y fuerte, se cruzó de brazos y dijo:
"Voy a ser el seguridad. Nadie se atreverá a robar con yo aquí."
Pepe, el lobito de río, dio un salto de alegría:
"Yo puedo seguir el rastro en el agua. ¡Voy a ayudar!"
Juntos, decidieron reunirse cerca del estanque al borde del zoológico para el plan de búsqueda. En el primer intento, decidieron preguntarle a la tortuga vieja, que siempre tenía mucho que contar.
"¡Hola, doña tortuga! ¿Sabe usted algo sobre las frutas desaparecidas?"
La tortuga, con una voz profunda y tranquila, dijo:
"He visto sombras moverse entre los arbustos. Podría ser el hombre que trabaja aquí. Siempre le gusta llevarse lo que no necesita."
Los amigos se miraron atónitos, el hombre del zoológico no les parecía una mala persona.
"Vamos a seguirlo y ver qué está haciendo", sugirió Owachx.
Al caer la tarde, los cinco se pusieron a seguir al hombre y lo encontraron en una esquina del zoológico. Pero, para su sorpresa, descubrieron que el hombre estaba dando de comer a unos animales que habían llegado recién y estaban muy hambrientos.
"No puedo dejar que estos pobres animales pasen hambre", dijo el hombre con una sonrisa, mientras llenaba sus platos.
Florecita, moviéndose inquieta, comentó:
"Entonces, él no es un ladrón. ¡Está ayudando! ¿Por qué no se lo dijimos a los demás animales?"
Loki se dio cuenta de que ellos habían juzgado a alguien sin conocer la verdad.
"¡Tenés razón, Flore! Necesitamos hablar con todos. Hay mucha comida en el zoológico que nadie está usando. ¡Podemos compartirla!"
A la mañana siguiente, los amigos organizaron una reunión con todos los animales.
"Queridos amigos, queríamos hablar sobre las frutas y verduras que desaparecen. Resulta que no es un ladrón, sino un ser humano que alimenta a los que no tienen comida", explicó Mantibool.
Pepe animó a todos a ofrecer lo que pudieran para ayudar.
"Si cada uno de nosotros da un poco de lo que tiene, podemos ayudar a todos. ¡Vamos a ser como un equipo!"
Los animales se unieron con entusiasmo y comenzaron a llevar sus frutas y verduras. ¡Pronto, el zoológico se convirtió en un lugar lleno de risas y alegría!
El hombre del zoológico se sorprendió y se sintió muy agradecido por la generosidad de sus amigos animales.
"Gracias, amigos, por ayudar a los que más lo necesitan. ¡Juntos haremos de este lugar algo especial!"
Desde ese día, todos aprendieron que no solo es importante cuidar de sí mismos, sino también ayudar a los demás. Así, el Zoológico Loco se volvió más unido y armonioso.
Los cinco amigos, Florecita, Loki, Owachx, Mantibool y Pepe, se sintieron orgullosos de haber resuelto el misterio y de haber hecho de su hogar un lugar mejor. Y así, todos vivieron felices y juntos, compartiendo sus comidas y su amor por el zoológico.
Y colorín colorado, este cuentito se ha acabado.
Moraleja: Siempre hay que conocer bien una situación antes de hacer juicios, y compartir siempre trae alegría y fortaleza a la comunidad.
FIN.