El misterio en el faro



Paty y Salvador eran dos amigos aventureros que vivían cerca de un hermoso faro en la costa. Un día, mientras jugaban en la playa, escucharon un rumor sobre un antiguo tesoro escondido en el faro.

Decidieron investigar y, armados con sus linternas, se adentraron en el faro en busca de pistas. A medida que exploraban el lugar, se dieron cuenta de que algo no estaba bien. Puertas que se cerraban solas, ruidos extraños y sombras misteriosas los mantenían alerta.

-¿Crees que alguien más esté en el faro con nosotros? -preguntó Salvador, con miedo. -No lo sé, pero vamos a descubrirlo -respondió Paty, valiente. Finalmente, llegaron al sótano del faro, donde encontraron un antiguo mapa que mostraba la ubicación del tesoro.

Pero justo cuando lo estaban examinando, escucharon pasos acercándose. Sin pensarlo dos veces, corrieron escaleras arriba y se toparon con un hombre misterioso, el cuidador del faro. -¿Qué hacen aquí? -preguntó el hombre con voz grave.

Paty y Salvador le contaron sobre el rumor del tesoro y el mapa que habían encontrado. El hombre suspiró y les explicó que el tesoro era solo una leyenda y que el faro estaba embrujado.

Para probarlo, los llevó a una habitación donde, efectivamente, encontraron un muñeco antiguo moviéndose solo. El cuidador les reveló que el faro estaba lleno de trampas para asustar a los curiosos.

Aunque no encontraron un tesoro real, Paty y Salvador aprendieron una valiosa lección sobre no dejarse llevar por los rumores y la importancia de investigar la verdad. Con la ayuda del cuidador, desactivaron las trampas y el faro volvió a ser un lugar tranquilo.

Aunque el tesoro no existía, la aventura y la amistad que compartieron valieron más que cualquier riqueza material.

FIN.

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