El misterioso árbol de los deseos



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Esperanza, un niño llamado Lucas. Lucas era un niño muy curioso y soñador. Siempre se pasaba horas explorando el bosque que rodeaba su hogar, buscando tesoros escondidos y aventuras emocionantes.

Un día, mientras exploraba un rincón del bosque que nunca antes había visitado, se encontró con un árbol gigantesco y anciano. Este árbol tenía unas ramas tan largas que parecían tocar el cielo y su tronco estaba cubierto de musgo. Pero lo más sorprendente de todo era que el árbol tenía una inscripción en su tronco que decía: “Aquí se cumplen los deseos de los que tienen un corazón puro”.

- “¡Wow! ¿Podría ser cierto? ”, pensó Lucas, con los ojos brillantes de emoción.

Decidido a intentar su suerte, Lucas se acercó al árbol y dijo en voz alta:

- “Deseo tener un amigo especial con quien compartir mis aventuras.”

De repente, una suave brisa sopló entre las hojas y un destello de luz apareció frente a él. Al desaparecer la luz, se reveló a una pequeña criatura de luz, con alas brillantes y ojos chispeantes.

- “¡Hola, Lucas! Soy Lila, el hada del árbol de los deseos. Tu deseo ha sido escuchado”, dijo con una voz melodiosa.

- “¡Es increíble! No puedo creerlo. ¿De verdad vas a ser mi amiga? ”, preguntó Lucas, entusiasmado.

- “Sí, claro. Pero hay un desafío que debes superar primero”, respondió Lila con un guiño.

Lucas sintió que su corazón latía con fuerza.

- “¿Qué desafío? ”, preguntó intrigado.

- “Tendrás que demostrar que eres generoso y valiente. Así podremos ser amigos de verdad”, explicó Lila.

Lucas, sin pensarlo dos veces, aceptó el reto. Lila le dio una pista: había un arroyo en el bosque donde algunos animales necesitaban ayuda.

- “Ve allí, ayuda a los que puedas. Solo así podrás ser mi amigo”, lo animó el hada.

Emocionado, Lucas se dirigió al arroyo. Al llegar, vio que varios animales estaban atrapados, algunos enredados en redes de pescadores y otros asustados por un gran tronco caído que bloqueaba el camino a su casa.

- “¡No se preocupen, voy a ayudarlos! ”

Lucas utilizó todas sus fuerzas para mover el tronco.

- “¡Uno... dos... tres! ”

Después de mucho esfuerzo, logró quitárselo. Todos los animales lo miraron con gratitud. Entre los que ayudó había un pequeño pato, una tortuga anciana y un conejo temeroso.

- “¡Gracias, gracias, gracias! ” decía el pato.

- “¡Eres un héroe! ”, exclamó la tortuga.

- “Espero poder ser tu amigo también”, dijo el conejo, un poco más seguro.

Con una sonrisa, Lucas se sintió feliz.

- “¡Hicimos un gran trabajo en equipo! ”

Mientras disfrutaban del momento, Lila apareció nuevamente.

- “Has demostrado ser generoso, Lucas. Ahora eres listo para ser mi amigo”, dijo con una sonrisa.

Con un suave movimiento de su varita, Lila hizo que todos los animales se unieran a Lucas en una danza alegre bajo el árbol.

- “Ahora, siempre que desees ayudar a otros, tu deseo será cumplido”, explicó el hada.

Desde ese día, Lucas y Lila se volvieron inseparables. Juntos vivieron aventuras mágicas y ayudaron a todos los animales del bosque, mostrando que la amistad y la bondad son el mejor tesoro que uno puede tener.

Así, cada vez que Lucas pasaba junto al árbol, sonreía, sabiendo que los deseos de un corazón puro siempre pueden hacerse realidad.

FIN.

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